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Ignacio Ondargáin NACIONALSOCIALISMO. Historia y Mitos CAPÍTULO
IV (Texto revisado en diciembre de 2006) 1. La antigua Thule de los Orígenes 2. Las migraciones arias 3. El Tíbet, Agartha y el Vril 4. 1- La antigua Thule de los
Orígenes Los mitos de la antigüedad
guardan memoria de una antigua tierra mágica que explica el origen de la humanidad y de la antigua civilización de Los arios hindos nos dicen que el continente Ártico, hace milenios, era un lugar de clima templado y con una naturaleza
generosa. Hiperbórea, tierra mágica liberada del tiempo del mundo, fue creada
por una raza superior: los hiperbóreos. Su civilización participaba del conocimiento trascendente o espiritual y estaba formada
por seres venidos de las estrellas de sangre pura, además de por semidivinos y por arios. Estos últimos se llamaban también
“ariyas”, de donde proviene la palabra “ario”, que viene a decir “nacido dos veces” o “iluminado”. El origen de Hiperbórea se halla en los límites del tiempo, cuando en el cielo hubo una confrontación entre Jehová, dios del
mundo material, y las huestes espirituales de Lucifer. En esta contienda cósmica se produjo la “traición de los Traidores Blancos”. Mediante esta estrategia, encadenando la consciencia divina
en el mundo, Jehová trata de dar entidad a su mundo ilusorio. Jehová necesita del elemento divino pero sometido a su designio. En consecuencia, a raíz
de esta situación, el espíritu quedó encadenado en la materia y el alma del mundo, dando lugar a una estirpe de semidivinos.
Esta estirpe se hallará desde entonces entre dos mundos y en medio de una terrible confrontación cósmica. Tratando de ayudar
a sus hijos semidivinos, los Dioses Blancos crean Hiperbórea, un territorio libre del mundo desde el que luchan para rescatar
a los suyos de la cárcel de la materia. Hiperbórea estaba situada
más allá del océano boreal y aislada del mundo, según una versión del mito, por una muralla de constitución vítrea. En otras
versiones la muralla mágica era de piedra, al estilo de las construcciones ciclópeas del mundo antiguo. Gracias a esta separación,
la pureza racial no estaba amenazada y podían vivir en armonía. Cuando los dioses hiperbóreos hubieron de partir para retornar
más allá de las estrellas, antes de marchar dejaron en la tierra un objeto especialmente sagrado: el Gral o Grial. Este objeto,
la esmeralda de Tras un cataclismo planetario,
Hiperbórea desapareció y aquella eterna primavera ártica dio paso a un clima frío e inhabitable. Los descendientes de los
arios que quedaron sobre la superficie de este planeta hubieron de emigrar hacia regiones más al sur. Así, los arios emigrarían fundando la legendaria civilización del Gobi, en el Asia y migrando también hacia Escandinavia.
Los innumerables restos de fauna congelada en las islas árticas hoy inhabitables, como la isla de Vrangelja (Vrangel), al
norte de Siberia, en pleno Océano Ártico, así como los yacimientos de carbón de las islas árticas como Spitsberg (Noruega),
son la demostración de que en otro tiempo aquellas tierras polares, hoy inhabitables, fueron lugares de naturaleza exuberante.
De esta manera, En su libro “Nos. Libro de la resurección”, el escritor chileno Miguel Serrano, rebusca el origen de los arios, llegando a la conclusión
de que el Génesis de la biblia judía es un relato atlante adulterado. De hecho, se hallaría más cerca de la realidad lo que
Platón dice en su Critias y en el
Timeo. Serrano recurre a la mitología
griega para referirse al origen del “hombre” explicando que “al principio,
un hombre surgió de la tierra. Se llamaba Evénor y desposó a Leucippe. Tuvieron una hija, Clito. De ella se “enamoró” Poseidón”. Esto
es, Poseidón, o una raza divina, vendría a cohabitar con las “hijas de los
hombres” o las surgidas de la tierra, “enamorándose”, y cruzándose con ellas. De esta forma se engendraron
los héroes semidivinos, no immortales ya. “En verdad, los dioses griegos son
los héroes y reyes (semi-divinos) de Cuenta la leyenda que
los divinos mezclaron su sangre con los “hijos de la tierra”, transfiriéndoles “fuego de los dioses” (que Prometeo entregara a los hombres),
esto es, su sangre divina, y Lucifer y sus huestes entran en En el citado Libro de
Enoc aparece el relato en el cual Lamec, padre de Noé afirma: “He tenido un hijo diferente a los demás; no es como los hombres, sino que parece un hijo de los ángeles del
cielo”. Robert Charroux, por su parte, sostiene la posibilidad de que
Noé fuera un hiperbóreo, ya que su padre lo describe con “la carne blanca como la nieve y roja como la flor de la rosa, y su cabellera blanca como la lana; sus ojos
eran hermosos...”. Y efectivamente, ése es el aspecto de los antiguos hiperbóreos. Hay que memorizar, nos
informa de nuevo el autor galo, que los nórdicos sitúan la patria de los hiperbóreos y su capital, Thule, en el extremo septentrión
donde, se cree, debieron aterrizar los primeros seres llegados de las estrellas. Estos hiperbóreos, según germanos, celtas
y las antiguas tradiciones, proporcionaron la raza de los hombres superiores que se hundió con su continente cuando se produjo
el cataclismo mundial o el “hundimiento de 2- Las migraciones arias Los filósofos e investigadores
nacionalsocialistas identifican la swástika o esvástica como el signo de reconocimiento
de los arios, siendo además el signo del Sol Negro espiritual y del Origen. Los arios representaron la swástica allá por donde pasaron en su marcha a través del mundo, lo cual , según Alfred Rosenberg, “demuestra que las partes más diversas del mundo
antiguo fueron colonizadas por la raza nórdica”. De esta forma, los arios, en tanto que se alejaban de su lugar de origen, iban llevando su civilización
a las diversas partes del mundo, instalándose y levantando imperios. Pero la consecuencia de esto era la pérdida de la pureza
racial original, al mezclarse con las razas “hombre-animal” que hallaban
y se les agregaban en las regiones meridionales. Los primeros arios tras la desaparición
de Los fundadores de las
civilizaciones del Asia eran gente de raza aria. Un ejemplo es Irán (“Arián”), que toma su nombre de sus antiguos conquistadores originales. Hasta
1979, el Shah era el “Señor de los Arios”.
No es necesario aclarar el origen de la civilización de Hacia el año 1167 de
nuestra era, nace de la tribu de los Kiyad un niño que será llamado Temujin, en
el ámbito geográfico por donde discurre el río Onon, al nordeste de Ulaan Baatar (actual capital de Mongolia), esto es, en
el extremo oriente de Asia, al norte de China. Su tribu provenía de una unión
entre turcos e iranios y, en contra de lo que pueda parecer, no eran parientes ni de lejos de los chinos, sus ancestrales
enemigos. Temujin era de pelo rojizo, tez blanca, de raza blanca y ojos verdes
grisáceos. En 1206, tras años de duras y sangrientas batallas fraticidas, Temujin
y sus hombres salieron victoriosos. El siglo XIII había hecho acto de presencia y era el momento propicio para que todos asumieran
los designios de un gran Khan. De esta forma, en 1206 fue convocada la “kurultai” o asamblea de notables mongoles.
En ella abandonó su nombre Temujin para asumir el de Gengis Khan, fundador del imperio más extenso de la historia. El Khan
era un eugenésico que mejoraba los genes de su horda al emparejar a sus guerreros con las mejores mujeres apresadas. Todo esto nos indicaría
la presencia de la raza blanca en número importante hasta en el extremo oriente de Asia, especialmente a la cabeza de las
grandes civilizaciones. En la actualidad, los ainos, pueblo de raza blanca, aún permanecen en varios miles de individuos en las islas de Yeso (Japón), mitad Sur de
Sajalín y algunas de las Kuriles (Rusia), en el Océano Pacífico. Los ainos habitaban
las actuales islas del Japón antes que los mongólicos. De hecho, en la raza del Japón actual, aún pueden apreciarse rasgos
raciales que indican alguna mezcla con esta raza blanca. Según Charroux, los “gigantes”
hiperbóreos tendrían actualmente una descendencia en los “sumotori” (luchadores de sumo) que, en el Japón son
personajes sumamente populares, situados en la jerarquía inmediatamente después de los dioses y el emperador. El historiador
Pierre Darcourt cree que “al comienzo
los sumotori se reclutaban entre los gigantes aínos de piel clara. Los aínos, como decimos, son blancos, protocaucasianos,
que habrían emigrado a través de Siberia. Su dios “Kamu” englobaba el sol, el viento, el océano y el oso. Estos
montañeses, contrariamente a los mongólicos, son velludos, de piel sonrosada y poderosos, bebedores de alcohol caliente, eran
formidables luchadores...”. Los demás japoneses, de tez cobriza, serían originarios de las islas polinesias, de
Malasia y sur de China. En el proceso de decadencia, los aínos habrían sido vencidos. “Los
mongólicos –prosigue Darcourt– se llevaron hacia el sur a las bellas mujeres blancas de sus adversarios y de su unión nacieron mestizos asiáticos
que se convirtieron en los primeros guardias de corps del emperador”. Hitler afirma que “el ario es el Prometeo de
la humanidad” y, según la cosmovisión nacionalsocialista, esta raza ha llevado la civilización hasta los lugares
más remotos de En todo el área de Centro
y Sud América, hallamos leyendas referentes a “dioses blancos” a las que ya nos hemos referido en el primer capítulo,
leyendas que tienen un fundamento real y basado en hechos históricos positivos. Y es que la presencia de hombres de raza blanca
en América con anterioridad a la llegada de los españoles está documentada en las mismas crónicas de los conquistadores españoles,
quienes se encontraron en su “descubrimiento” con individuos y pueblos enteros de raza blanca, y es aún observable
en diversas regiones “indígenas”, como por ejemplo, en la región andina peruana de Chachapoyas. En esta región montañosa situada en las fuentes del Amazonas, sobre la enorme selva americana, a
más de Séis siglos antes de
Cristo, surge en el norte ario de Como vemos, es indiscutible
que las semillas de la ideología nacionalsocialista tienen su origen, además de en los antiguos mitos y relatos nórdicos,
en las lejanas tierras del Asia (donde se hallan numerosas swástikas que allí
se encuentran desde hace miles de años) y en las civilizaciones mágicas de la antigüedad. Es más, según la interpretación
nacionalsocialista del budismo, éste propondría una clara división entre los arios
(“iluminados”) y las otras razas, incapaces por sí mismas de alcanzar la verdadera sabiduría y el conocimiento.
Según el nacionalsocialismo, al tomar medidas contra la mezcla racial, se estaba preservando
la pureza espiritual, y en consecuencia se estaba frenando la degradación humana. 3- El Asia. Agartha y el Vril En el corazón del Asia, hallamos las montañas más altas del mundo y una inmensa meseta, el Tíbet,
situada a una media de más de cuatro mil metros de altitud sobre el nivel del mar. La guerra mágica que movió los hilos de
la historia hizo que las relaciones entre En
el Tíbet se conserva el mito ario que habla de reinos ocultos, pero principalmente
subterráneos, conocidos como Agartha o Shambhala.
Como hemos visto anteriormente, Belicena Villca señala que Agartha es el Reino Oculto de los Dioses Liberadores mientras que afirma que Shambhala es el Reino de los Dioses
Traidores y de Existen
otras tradiciones o interpretaciones que afirman que Shambhala sería la capital del Reino de Agartha de la misma manera que Thule es la capital de Hiperbórea. Sir
Edward Bulwer-Lytton, diplomático y miembro de la elitista Golden Dawn, escribió en 1871 una novela titulada “La raza futura”. En esta se narra la aventura de un pueblo superior (los Vril-ya) que emerge del reino
subterráneo, en el cual se había exiliado tras un cataclismo en la superficie exterior de la tierra, y que dispone de una
energía cósmica denominada vril. En dicha novela también se menciona la guerra
entre razas y se considera a los habitantes de ese mundo subterráneo como descendientes de los arios originales. Según esta tradición viva en diversas partes del Asia, este pueblo vive en el interior de la
tierra y es superior en todos los niveles, tanto en el desarrollo personal como en el desarrollo y los logros materiales,
a los hombres de la superficie de la tierra. Además, se identifica con propósitos benéficos y estaría regido por el “Rey
del mundo”, siendo depositario de legendarias civilizaciones desaparecidas, como Lemuria y En
esta misma línea en la que también se inscribe la célebre Mme. Blavatsky, se sitúan
otros ideólogos que mostraron gran interés por Agartha y que despertaron el interés
del nazismo. Durante el III Reich se enviaron diversas expediciones al Tíbet en busca de dicho reino subterráneo. Aún hoy
continúa ejerciendo un gran poder de fascinación el documental “El secreto del Tíbet”, fruto de una expedición
nazi al Tíbet, que sigue siendo un indiscutible testimonio de unos años en que el Tíbet era un lugar ignoto para el resto
del mundo. El
propósito original de estas expediciones fue muy similar al que motivó la prevista expedición de Tiahuanaco, y se basaba en la creencia según la cual las montañas más altas del mundo podrían haber sido el refugio
de una raza aria primigenia proveniente de La
expedición alemana logró crear una actitud positiva respecto a Alemania por parte de los tibetanos. Bajo el lema del “Encuentro de la esvástica occidental con la oriental” lograron establecerse contactos políticos de
alto nivel con el gobierno tibetano que se manifestaron, entre otros, en la declaración oficial de amistad que Qutuqtu de Rva-sgren, el regente tibetano, puso por escrito a la atención del “notable
señor Hitler, rey de los alemanes, que ha conseguido hacerse con el poder sobre el ancho mundo”. También en el documental
se ve una larga cola de tibetanos que acuden a ofrecer regalos a “los primeros
alemanes que son recibidos aquí” (lo que no es del todo cierto, ya que Schäfer
había participado anteriormente en dos expediciones al Tíbet realizadas por un equipo germano-estadounidense). Nimrod del Rosario relata
la conspiración urdida por Schäfer en su expedición al Tíbet sirviendo a los intereses
de Shambhala. Su expedición al Tíbet
regresó con el Kangschur, un conjunto
de sagradas escrituras tibetanas en 108 volúmenes. Además sus jefes, recibieron el ritual del Tantra Kalachakra. Dicho ritual es la “iniciación suprema”
del budismo tibetano, pero, paradójicamente, puede ser administrada a profanos a precio de 120 $ (año 2001 en Barcelona por
el Dalai Lama). Esta iniciación vincula a Shambhala en el momento de la lucha
final entre las fuerzas del bien y del mal. Entre
los nacionalsocialistas que se aventuraron por las altas regiones del Himalaya y el Tíbet, encontramos en lugar preferente
a Heinrich Harrer, quien narra sus aventuras en su libro “Siete años en Tíbet”. Harrer es detenido el 1 de septiembre
de 1939 en Harrer estaba incorporado
a la “Orden Negra” ( Aunque
nunca se haya declarado oficialmente, se ha citado documentos desclasificados tras la guerra según los cuales en el búnker
de Berlín se hallaron varios cuerpos de guerreros con rasgos asiáticos, lo que
vendría a demostrar que la relación con el Asia tuvo gran importancia para el III Reich. 4- La Swástika (esvástica),
el Águila, las Runas y La swástika o esvástica es el signo considerado por muchos investigadores como el más antiguo de los empleados por
los hombres. Está extendido por todo el planeta y es conocido su uso en civilizaciones como los indoarios, chinos, japoneses,
indios, hindues, mongoles, celtas, aztecas, vascos y muchas otras. Su significado más antiguo es el del símbolo del sol nórdico,
como hemos explicado anteriormente y sabemos que era objeto de culto y respeto, siendo signo de los Señores o arios. Está vinculado al mundo mágico, espiritual y a los “dioses
cósmicos” como Siva, dios indo-ario
que tenía en sus representaciones inscrita la swástika y que es portador de la
misma energía universal que porta Odín o Wotan
(llamado Odín en Escandinavia y Wotan
en Germania). No obstante más que en cualquier otro aspecto, vamos a centrarnos en la swástika
o cruz gamada hindú, al ser ésta de especial interés para los nacionalsocialistas
y para el Führer, Adolf Hitler. La cruz gamada significa “la gran rueda del llegar a ser”, rueda que gira irresistiblemente sobre su
propio centro inmutable marcando su destino, su manifestación espacio-temporal. En el Cuaderno de La swástika “sinistrógira”, es decir, orientada hacia la izquierda, simboliza el camino de retorno hacia
el origen, hacia Hiperbórea. Dice Miguel
Serrano que la swástika es un signo del sol nórdico de origen aryo, posthiperbórico. Tras la pérdida de Hiperbórea, junto con el
desviarse del Eje terrestre y darse así comienzo a las estaciones, los arios hiperbóreos
aportan este signo de origen rúnico de La swástika terrestre: La swástika del agua: La swástika del fuego: La swástika del aire: El mismo dios Thor, “dios de la fragua y de los herreros”, representante por excelencia de la mitología nórdica,
porta el martillo con El Águila. Respecto al águila imperial,
Alfred Rosenberg, afirma que los “aryas”
situados en las más elevadas mesetas y regiones del Asia Central hicieron del “pájaro
de las cumbres (el águila) el rey de las montañas… aquél que puede mirar el Sol de frente, cara a cara…”.
El Águila del Imperio, portadora del signo del imperio (la swástika) y situada
sobre el estandarte nacionalsocialista alemán es el mismo signo de las invencibles legiones romanas, o el de las tropas napoleónicas.
Dice Las Runas. Algunos opinan que el
alfabeto rúnico se desarrolló tomando como base el griego, pero otros investigadores han hallado evidencias de una escritura
prerrúnica muy antigua que data de finales de El conocimiento de las
runas lo consiguió Wotan (Odín) colgándose
por nueve días en el árbol cósmico del espanto (Yggdrasil) e hiriéndose con una
lanza en el costado, en lo que es una práctica iniciática chamánica. Proyectadas en rituales mágicos, los antiguos germanos
dotaban a las runas de grandes poderes. Tácito describe en su “Germania” una práctica oracular a base de varas
de madera con unos grabados que eran runas. Debidamente ritualizadas, las inscripciones rúnicas en espadas u otros objetos
los dotaban de un poder excepcional. Sobre las runas de El barón Sebottendorf, fundador de El conocido ariosofista
Guido von List, en 1902, cuando fue operado de cataratas, sufrió once meses de
ceguera transitoria en el transcurso de la cual su ojo interior le hizo vislumbrar la religión germánica y el origen de las
runas, revelaciones a partir de las cuales trató de reconstruir la lengua aria primigenia que dio lugar a todas las demás.
Este lenguaje es un lenguaje mágico en el cual cada palabra tiene un poder vinculado a un principio absoluto. List interpretó, por una parte las letras y sonidos de las runas y, por otra, las inscripciones y emblemas antiguos
y expuso sus resultados en “El secreto
de las runas” (1907). El ocultismo rúnico surgido de este trabajo constituyó la principal clave del esoterismo
de List, que obtuvo notable popularidad a
comienzos del siglo XX, especialmente durante Karl María Wiligut, conocido como algunos como el
“Rasputín” de Himmler, aseguraba haber recibido sus conocimientos
ocultistas de su abuelo Karl. Para Wiligut las runas contienen en su código cifrado
la historia entera de la creación del hombre, originada en tiempos inmemoriales en los territorios del Polo Norte. Allí había
residido una raza etérea y luminosa de profundísima sabiduría que, sin embargo, había ido degenerando con el tiempo a causa
de la degradación racial producida por su mezcla de sangre con las razas telúricas. En la actualidad sólo los iniciados tienen
acceso al misterioso lenguaje de las runas, accesible a través de claves secretas. Himmler encargó a Wiligut el diseño de un anillo con el que honrar los méritos extraordinarios de los miembros más destacados de
- La leyenda de la esvástica
es “sé uno con Dios, el Eterno”.
- La runa Hagal:
“vela por el universo que hay en ti y
dominaras el universo”. - La runa Sol:
“el espítu creador siempre vence”. - La doble runa Sig,
seguida de lo que parece una superposición de la runa Tyr con Finalmente, interesante comentar que los colores de la bandera nacionalsocialista alemana (negro, blanco y rojo) son los
de -la nigredo o negro (descomposicion), -la albedo o blanco, (purificación) y -la rubedo o rojo, ( |
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