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Ignacio Ondargáin NACIONAL SOCIALISMO. Historia y mitos. CAPÍTULO XI (Texto revisado en
diciembre de 2006) DE LOS HIPERBÓREOS AL NAZISMO 1- Introducción 2- El conocimiento de los antiguos 3- La Fuerza Pura y el Vril 4- El chamanismo 5- Los dioses civilizadores 6- John Dee, científico y mago 7- El mundo interior y la
raza futura 8- Nazismo enigmático 9- Los OVNIs del Tercer Reich 10- De Alemania a la Antártida 11- ¿Dónde está Hitler? 12- Borrando todo rastro “Mirémonos de frente. Nosotros somos hiperbóreos, –sabemos muy
bien cuan aparte vivimos. Ni por tierra ni por mar encontrarás el camino que conduce a los hiperbóreos;
ya Píndaro supo esto de nosotros. Más allá del norte, del hielo, de la muerte –nuestra vida,
nuestra felicidad... Nosotros hemos descubierto la felicidad, nosotros sabemos el camino, nosotros encontramos la salida de
milenios enteros de laberinto.” (FRIEDRICH NIETZSCHE) “En el mundo real se hallan entrelazados muchos otros mundos. El sueño
vuelve a desenredarlos, ya en el oscuro dormir de la noche o en el claro día del poeta”. 1-
Introducción ¿Quiénes
son los hiperbóreos ? Las
doctrinas de los antiguos afirman que la humanidad ya existía antes de aparecer sobre el universo físico, en un nivel de existencia
diferente, en un mundo sin tiempo. La marcha cíclica del Cosmos habría traído consigo la incorporación, la materialización
de la humanidad. Es decir, el mundo material sería reflejo materializado de un “otro mundo”, la plasmación sobre
el lienzo del espacio-tiempo de un “otro mundo”. En
la puerta del templo de Sais, en Egipto, bajo la estatua de Palas se halla la siguiente inscripción: “Soy todo lo que es, lo que ha sido y lo que será y ningún mortal ha levantado todavía mi velo”. Es
el velo de Isis, el umbral que hay que atravesar (dejar de ser un mortal) para conocer la totalidad. 2-
El conocimiento de los antiguos Pitágoras fue el primero en llamar cosmos al universo
para indicar el orden que lo rige. El universo visible nació o se escindió del invisible y el movimiento del cosmos es la
medida del tiempo. Nuestros sentidos físicos, más tardíos, en tanto que proyección de los sentidos no físicos, nos hacen visible
la sincronía entre los dos mundos. La
“antitierra” es este mundo atemporal al que se accede “visitando las entrañas de la tierra”, en busca
de la morada de la Piedra Oculta. Ésta es la clave para el paso a otras dimensiones y mantiene una analogía manifiesta con
la teoría de los agujeros negros de la ciencia actual. Vemos cómo aquí no hay contradicción entre esoterismo, abstracción
y ciencia, sino que se complementan. Para los pitagóricos el número 10 era el
número perfecto. Como sólo contaban con 9 astros, asignaron a la “antitierra” el número 10, atribuyéndole una
constitución absolutamente vítrea o cristalina. De
la observación, Pitágoras accedía al conocimiento y entre muchas cosas, descubrió
la oblicuidad del zodíaco y reconoció que la luna recibía toda su luz del sol, como un espejo, que el arco iris, considerado
mágico y sagrado hasta entonces, no era sino la reflexión de la luz, y que la estrella de la tarde, llamada Venus o Vesper
es la misma que la de la mañana llamada Lucifer (portadora de luz) o Fósforo,
explicando su naturaleza y su curso. Los
pitagóricos pusieron orden y belleza al caos del mundo, dando especial importancia
a la música. La divina Tetraktis es la suma de los números 1, 2, 3 y 4, símbolo sobre el que juraban los intervalos musicales
básicos. Tetraktis es la armonía, equivalente al Oráculo de Delfos y a esa música celestial se la denominó “El Canto
de las Sirenas”, esto es, la inspiración intuitiva. Tetraktis es pues un análisis científico fundamentado en los números y las matemáticas, que identifica a las sirenas como los seres que habitan la armonía cósmica de las
esferas. Es esta armonía, orden y belleza, la que refleja y abre ante el hombre
la experiencia del espacio eterno e inmortal. Desde este plano se explican historias
de sonidos que pueden hacer levitar, romper cristales, provocar estados propios del cuarto nivel, donde la “piedra filosofal”
es la “piedra musical”. Los iniciados en la ciencia de aquel entonces podían realizar proezas como mover en el
espacio las rocas, las grandes masas pétreas para la construcción de las pirámides y otros templos, al producir ciertos sonidos. En
esta visión del mundo, nuestro planeta era considerado como el mundo sublunar, un mundo imperfecto, oscuro y engañoso; el
único modo de conocer aquí abajo la verdad sería consultar los números cuya clave
es la divina Tetractys; la más excelsa ciencia es la armonía que fija el orden de las cosas y que regula las leyes que relacionan
los movimientos humanos y divinos. A
este respecto, no dejaría de sorprender a una persona no entendida cómo el pensamiento de Jose Antonio Primo de Rivera, líder de la Falange Española, viene a referirse a la cuestión de la que estamos
hablando. En sus ideas, Jose Antonio se refiere a “los
números de los imperios” frente a la “impregnación en lo telúrico”.
Aquí, el Imperio estaría significando la
armonía, el orden y la belleza frente al caos del mundo y nos hablaría del mismo concepto, de la visión del mundo que
tenían los antiguos pitagóricos. Jose Antonio Primo de Rivera, es el máximo dirigente
de la Falange Española, un movimiento que surgido al tiempo de los movimientos fascistas y afines de todo Occidente, pretendía
regenerar España y salvarla de un sistema social corrupto y decadente y del marxismo oportunista. En un texto publicado el
11 de enero de 1934, Jose Antonio escribía este artículo con el título “La gaita y la lira”: “¡Cómo
tira de nosotros!. Ningún aire nos parece tan fino como el de nuestra tierra; ningún césped más tierno que el suyo; ninguna
música comparable a la de sus arroyos. Pero... ¿no hay en esa succión de la tierra una venenosa sensualidad?. Tiene algo de
fluido físico, orgánico, casi de calidad vegetal, como si nos prendieran a la tierra sutiles raíces. Es la clase de amor que
invita a disolver. A ablandarse. A llorar. El que se diluye en melancolía cuando plañe la gaita. Amor que se abriga y se repliega
más cada vez hacia la mayor intimidad; de la comarca al valle nativo; del valle al remanso donde la casa ancestral se refleja;
del remanso a la casa; de la casa al rincón de los recuerdos. Todo eso es muy dulce, como un dulce vino. Pero también, como en el vino, se esconden
en esa dulzura embriaguez e indolencia. A tal manera de amar, ¿puede llamarse patriotismo?. Si el patriotismo fuera la ternura
afectiva, no sería el mejor de los humanos amores. Los hombres cederían en patriotismo a las plantas, que les ganan en apego
a la tierra. No puede ser llamado patriotismo lo primero que en nuestro espíritu hallamos a mano, ya que eso sería tan sólo
una elemental impregnación en lo telúrico. El patriotismo tiene que ser, para que gane la mejor calidad, lo que esté cabalmente
en el otro extremo, lo más difícil; lo más depurado de gangas terrenas; lo más agudo y limpio de contornos; lo más invariable. Es decir, tiene que clavar sus puntales, no en lo sensible, sino en lo intelectual. Bien está que bebamos el vino dulce de la gaita, pero sin entregarle nuestros secretos. Todo lo que es sensual dura poco. Miles y miles de primaveras se han marchitado, y aún dos y dos siguen sumando
cuatro, como desde el origen de la creación. No plantemos nuestros amores esenciales en el césped que ha visto marchitar tantas
primaveras; tendámoslos como líneas sin peso y sin volumen, hacia el ámbito eterno donde cantan los números su canción exacta. La canción que mide la lira, es rica en empresas
porque es sabia en números. Así pues, no veamos en la patria el arroyo y el césped, la canción y la gaita; veamos un
destino, una empresa. La patria es aquello que, en el mundo, configuró una empresa colectiva. Sin empresa no hay patria; sin
la presencia de la fe en un destino común, todo se disuelve en comarcas nativas, en sabores y colores locales. Calla la lira y suena la gaita. Ya no hay razón –si no es, por ejemplo, de subalterna condición económica–
para que cada valle siga unido al vecino. Enmudecen los números de los imperios –geometría
y arquitectura– para que silben su llamada los genios de la disgregación, que se esconden bajo los hongos de cada
aldea.” “El Mito de la Caverna” de Platón nos sitúa ante el mismo concepto, representando el mundo telúrico, material o visible como un antro subterráneo
en el que los hombres viven encadenados de cara a una pared sobre la que un fuego situado tras ellos proyectaría sombras.
Platón dice que “el antro subterráneo
es una representación del mundo visible; el fuego que ilumina es la luz del sol”. Cuando un cautivo se libra de
las cadenas y sube a la región superior saliendo de la caverna, es el alma que se eleva hasta la esfera inteligible. “En los últimos límites del mundo inteligible está la idea del bien
(o la perfección), que se percibe con dificultad; pero una vez percibida no puede
menos que sacar la consecuencia de que ella es la causa primera de todo lo que hay de bello y de bueno en el universo.” Fiel
reflejo de la cosmovisión de los antiguos, el Bhagavad Gita de la India aria,
señala la identificación de este mundo como manifestación dual y relativa que toma su entidad de un “otro mundo”
absoluto. El mundo relativo vendría a ser el campo de batalla de una guerra a muerte entre dos polos antagónicos e irreconciliables:
el espíritu de la vida y el de la muerte.
La manifestación material o “relativa” no sería mala en sí, sino que el mal se hallaría en la desviación perversa
de la degeneración, el vicio y, en definitiva, el espíritu de la muerte. El sentido de esta lucha lo podemos entender claramente
cuando en la llanura de Kurú, Arjuna cae en el desánimo negándose a combatir.
Entonces Krishna le dice: “Te lamentas por quienes no debieras lamentarte. ¡Aun son tus palabras de falaz
sabiduría!. El sabio no se lamenta por los vivos ni por los muertos. Ni yo ni tú ni esos príncipes de hombres, en tiempo alguno hemos dejado de ser ni dejaremos
de ser en adelante. (...) El contacto con la materia, ¡oh, hijo de Kuntî!, da calor y frío, placer y dolor, que
en alternativos vaivenes se funden transitoriamente. Sopórtalos con valor, ¡oh, Bhârata!. El hombre a quien ni el placer ni el dolor conturban ¡oh, jefe de hombres!, y entre su
balanceo permanece firme es merecedor de la inmortalidad. Lo que no existe no tiene ser y lo que existe jamás dejará de ser. La verdad de ello ha
sido percibida por los videntes de la esencia de las cosas. Indestructible es Aquel que todo lo penetra. Nada ni nadie puede aniquilar a este imperecedero
Ser. Finitos son estos cuerpos del encarnado Ser, eterno, indestructible, inmenso. Así pues,
¡combate, oh, Bhârata!. Ignorantes son quienes miran como matador al que mora en el cuerpo y quienes lo creen
muerto. El espíritu no puede matar ni morir. Porque nunca tuvo principio ni tendrá fin; ni habiendo sido cesará jamás de ser. Es nonato,
perpetuo, remoto, eterno, y no muere cuando muere el cuerpo. (...) Arma alguna puede herirle ni fuego abrasarle ni agua humedecerle
ni viento orearle. Porque es invulnerable, incombustible, impermeable e inoreable. Es perpetuo, omnidifuso,
permanente, inamovible y remoto. Invisible, inescrutable e inmutable. Si así lo reconoces no has de afligirte. Porque en verdad, la muerte es segura para los nacidos al igual que el nacimiento es seguro
para los muertos. Así, no debes afligirte por lo inevitable. (...) Siempre invulnerable es, ¡oh, Bhârata!, el morador del cuerpo. Así, no te aflijas por
criatura alguna. Además, advierte tus deberes y no vaciles; porque nada hay más acepto a un Kchattriya
que la guerra justa. Felices, ¡oh, Pârtha!, los Kchattriyas que militan en tal lucha, porque es no buscada
coyuntura que les abre las puertas del cielo. Pero si con desprecio de tus deberes y mancillando tu honor rehusas emprender esta justa
guerra, caerás en pecado. Las gentes pregonarán tu perpetua deshonra; y para quien bien se estima, mucho peor es
la deshonra que la muerte. Los jefes creerán que por cobardía rehuyes el combate, y te verás menospreciado por ellos
que tan animoso te juzgaban. Voces despectivas derramarán sobre ti tus enemigos difamando tu esfuerzo. ¿Qué mayor afrenta?.
Muerto ganarás el cielo; victorioso, dominarás la tierra. Así pues, yérguete, ¡oh, hijo
de Kuntî!, y determínate a luchar. Aceptando por igual el placer y el dolor, la ganancia y la pérdida, el triunfo y la derrota,
predisponte a la batalla. Así no caerás en pecado.” Según
la tradición aria de la India, “el universo material es el sueño de un dios que
después de cien años de Brahma se disuelve y el universo se disuelve con él, hasta que después de otro siglo empieza a moverse
y se recupera iniciándose nuevamente su gran sueño del loto cósmico”. Cada año de Brahma son 3.110.400.000.000 años
terrestres. Además, existirían un número sin fin de otros universos, otras dimensiones y realidades a las que nosotros podríamos
acceder únicamente siendo capaces de percibir más allá de la percepción ordinaria de los sentidos, o dicho de otro modo, percibiéndolos
con nuestros mismos sentidos. Cuando
se habla de la gran estructura del cosmos, los astrónomos suelen decir que el espacio es curvo; o que el universo es finito,
aunque ilimitado. El universo tendría diferentes perspectivas y la nuestra no sería sino una más. Así, según diversas teorías,
es posible pensar en un mundo de cuatro o más dimensiones. Vivimos en un universo inabarcable y sin límites. Si miramos al
cielo, nunca podremos ver el final del universo porque llegado un punto, este se aleja de nosotros a una velocidad mayor que
la velocidad de la luz. Igualmente, si lo miramos a través de un microscopio, veremos que tampoco hay límite para lo más pequeño;
siempre que consigamos el medio para poder observarlo, habrá algo más y más pequeño. Lo que parecía ser definitivamente indivisible,
veremos que está conformado por estructuras sucesivamente divisibles y así siempre hasta el infinito. Para que el universo
tuviera un límite en lo grande o en lo pequeño, en el espacio o en el tiempo, las mismas medidas espacio-tiempo deberían ser
valores absolutos. Pero estas medidas no son parámetros absolutos, por lo que, en consecuencia, toda la conformación de este
universo es relativa e ilimitada, no absoluta, no definitiva ni concreta. Nada eterno, absoluto ni definitivo hay pues en
este universo material. Existen
teorías que nos hablan de la posibilidad de que la cultura humana esté inmersa en una mucho más avanzada de dimensión galáctica,
sin que seamos conscientes de ello. Nuestra ignorancia de esta situación sería análoga a la de un grupo de gorilas de montaña
en relación a la cultura planetaria del hombre. Es decir, no seríamos conscientes de que el universo es un espacio en el que
se desarrollan toda una inmensidad de planos y culturas diferentes a las que por nuestra conformación fisico-mental estamos
capacitados para llegar a conocer. Para
conseguir viajar de la manera más rápida y eficaz a través del universo y del espacio-tiempo, no deberíamos echar mano de
nuestra arcaica e imposible tecnología terrestre, sino de los viajes interdimensionales. La tecnología “materialista”
tan sólo consigue desplazarnos dentro de la mecánica del espacio-tiempo y de las limitaciones de las leyes materiales, pero
así, nunca conseguiríamos alcanzar físicamente ni siquiera la estrella más cercana. Tengamos en cuenta que a la velocidad
de la luz (300.000 km. por segundo), tardaríamos más de 2 años en llegar a la estrella más cercana. Además, es imposible viajar
con cuerpos materiales a la velocidad de la luz. Vamos a ver: la velocidad de la luz es aproximadamente 1.080.000.000 km/hora.
En la actualidad se consigue alcanzar, aprovechando la fuerza del impulso de la órbita de los planetas, como máximo los 20.000
km/hora. Esto es: para conseguir la velocidad de la luz, deberíamos multiplicar por 54.000 la velocidad conseguida en la actualidad.
Esto nos dice que, con la ciencia actual, para llegar a la estrella más cercana, tardaríamos 108.000 años. Vaya, no creo que
llegaran vivos ni siquiera los descendientes de los supuestos astronautas. Recordaremos que en el plazo de 3 meses de permanencia
en el espacio, sin la presión de la fuerza de gravedad terrestre, la masa ósea de la persona disminuye un 40%. Es decir, en
poco tiempo, unos pocos meses, en lugar de personas nos encontraríamos con cuerpos
absolutamente deformes y gelatinosos incapaces de cumplir con sus funciones naturales. Evidentemente, en tales condiciones
la función reproductora es totalmente imposible, por lo que no hay más que hablar. Todo lo que se habla de viajes tripulados
a Marte no es sino la intención de distraer la opinión pública del hecho de que la “carrera espacial” es un fiasco
y no existe. De hecho, los viajes tripulados llevan más de treinta años sin ni siquiera llegar a la luna... si es que alguna
vez llegaron tan lejos. Los
viajes interdimensionales son el método que deberíamos utilizar si queremos conseguir viajar más allá de nuestro sistema solar
o alcanzar las otras dimensiones. Se trataría pues no de viajar hacia fuera, sino hacia dentro. Finalmente, más allá de la
mera fantasía e irrealidad, el acceso a dimensiones más allá de la limitada percepción de nuestros sentidos físicos es algo
tanto o más real que cualquier cosa que podamos llegar a conocer en este mundo. La
realidad del mundo material está condicionada por la existencia de diferentes dimensiones. Comúnmente nosotros vemos el mundo
desde una perspectiva tridimensional en la que se tienen en cuenta las dimensiones de ancho, alto y profundo. Pero, ¿podría
ser que existiera alguien, un ser, o todo un mundo en el que sólo se percibieran o se vieran las dimensiones ancho y alto?.
Un mundo así sería un mundo de dos dimensiones en el que no se percibiría la dimensión de la profundidad. Si a un ser “plano“
(del mundo de dos dimensiones) le hablara un ser de la tercera dimensión (la nuestra), para él la voz no procedería de ningún
lugar que pudiera identificar: no la situaría en un lugar concreto, pero sería una voz real. No se trataría de ninguna alucinación,
pero a su vez no sería capaz de percibir de dónde provendría esa voz. Si la entidad de la tercera dimensión abdujera al ser
“plano”, introduciéndole en la tercera dimensión (la que incluye la profundidad), los demás seres planos le verían
esfumarse en la nada y, cuando regresara le verían materializarse de pronto como por arte de magia. El propio sujeto, sólo
podría decirles que estuvo en una situación indescriptible: un extraño estado místico o extradimensional llamado “delante”
y “detrás”. Los demás seres “planos” no acabarían de creer a su congénere y tratarían de convencerle
de que los seres tridimensionales no existen. Intentarían hacerle comprender que sólo la realidad plana, sin profundidad,
existe (el mundo de dos dimensiones), la realidad en la que se mueven todos los seres planos: “únicamente existe el ancho y el alto –sentenciaría el doctor Plano– lo demás es delirio o fantasía”. El
iniciado busca descondicionarse del mundo y de las dimensiones, ya que estas limitan la existencia en los diferentes planos.
Desde este descondicionamiento, el iniciado puede acceder a la extradimensión, conocida por algunos como la cuarta dimensión.
Este es el trabajo del iniciado: descubrir la puerta de acceso a la extradimensión. Si lo consigue entrará en el otro mundo
con plena consciencia. En
el monasterio benedictino de Leyre, en Navarra, en el siglo X ocurrió un extraño suceso que nos ilustra la relatividad del
espacio-tiempo y cómo todo el tiempo de este mundo puede ser tan sólo un instante en la eternidad. El abad Virila, mientras paseaba por los bosques de roble de la montaña en torno al monasterio, meditaba sobre cómo
podría ser que sea eterna la felicidad en el paraíso. Así, mientras daba vueltas a este pensamiento, se sentó junto a una
fuente a donde acudió un pájaro azul. Virila quedó escuchando el canto del pájaro hasta que este remontó el vuelo. Entonces,
el abad se levantó y retornó hacia el monasterio. Ya de vuelta, se dio cuenta que el monasterio estaba cambiado y tampoco
reconoció a los monjes con quienes se encontraba. El hecho es que lo que para el padre Virila había sido el breve canto de un pájaro azul, en realidad habían transcurrido tres siglos en el mundo. El monje encargado
de los archivos, revisando los libros vio que ciertamente hacía muchos años, un padre llamado Virila había ido a pasear por
el bosque y nunca más se le había vuelto a ver. Se le había dado por muerto, e incluso se habían celebrado funerales por él,
pues se pensaba que habría sido devorado por las fieras del bosque. Reaceptado en el monasterio, Virila acabó sus días envejeciendo
como un hombre más, aunque había en su vida una laguna de tres siglos que nunca había vivido. La Iglesia reconoció el milagro,
siendo conocido desde entonces como san Virila. 3-
La Fuerza Pura y el Vril Este
mundo relativo en que vivimos se ha creado de la interacción de dos fuerzas opuestas. Estas dos fuerzas son llamadas en Oriente
yin y yang, y en Occidente, lo positivo y lo negativo. Edison dijo que el universo estaba hecho de electricidad. Se refería
a la fuerza vital o energética que tienen todos los cuerpos. La electricidad está compuesta de fuerza positiva y negativa.
La fuerza vital personal está compuesta del mismo modo, ya que al ser somatizada en el cuerpo humano adquiere un carácter
positivo-negativo. En el mundo material todo adquiere este carácter dual o relativo. El lado de una pared expuesto a la luz
está iluminado; el lado opuesto está oscuro. Luz y oscuridad, salud y enfermedad, calor y frío, positivo y negativo. Más
allá de la dualidad, o antes de la misma, la unidad básica del universo sería la Fuerza Pura, que equivale al Ki de la tradición
japonesa. Todas las cosas se originan a partir del Ki del universo. En última instancia toda la creación está compuesta de
este principio absoluto, esta energía universal, motor inmóvil y generador de toda vida. Este principio absoluto vigoriza
toda la creación. El
mundo moderno es cautivo de los principios relativos, es decir, ha perdido el hilo y la unión con el absoluto. La única esperanza
del hombre para comprender el principio vital es afirmarse en el principio absoluto que se halla antes de este mundo relativo.
En el Bhagavad Gita, Krishna, “el dios de rubia cabellera” le dice a Arjuna: “Permanece firme en la Pureza, más allá de los pares opuestos”. Es decir: para comprender el mundo,
antes hemos de distanciarnos del mundo, hallar un lugar desde el que contemplarlo con perspectiva, sin implicarnos ni dejarnos
influenciar por él. Para
fortalecer el poder y la resistencia física y mental y realizar la vida, hay que esforzarse en volverse uno con la Fuerza
del universo, más allá de la dualidad o la relatividad. Entonces es cuando la Fuerza Vital, el Ki, se expande, entrando una
corriente de vida fresca. La unificación de mente y cuerpo es la raíz del árbol de la vida. Un roble grande y frondoso sólo
puede erguirse sobre unas raíces profundas. El ser humano moderno fracasa porque intenta producir flores antes de que sus
raíces estén desarrolladas. Si se quiere vivir una vida llena de vitalidad debe primero unificarse mente y cuerpo. La
cuestión, quede claro, no es creer o no creer. La creencia es siempre algo personal, por mucho que en muchas ocasiones esté
“colectivizada”, y nosotros la enmarcaremos más bien en la cuestión de la voluntad. Se trata ante todo de ser
o no ser. Sólo un buen árbol da buen fruto. Aplíquese esto mismo al hombre y conozcamos a cada uno por sus acciones, por sus
hechos, nunca por sus palabras. Y nuestros hechos empiezan en nosotros mismos, en nuestro propio cuerpo físico y en nuestra
propia naturaleza, en lo que somos: el cuerpo es el templo del hombre. De esta manera, nada hay oculto para el vidente, el
que ve el origen y la naturaleza de las cosas: “todo
se ve, todo se sabe”. Como
vemos, la Fuerza Pura es el principio vital, la fuerza que genera y da la vida, desde más allá de este universo. Esta Fuerza,
cuando entra a manifestarse y a animar la materia de este mundo, se convierte en relativa, queda condicionada por el principio
positivo-negativo. Pero existe una vía que permite al iniciado reunir, concentrar la Fuerza, para, desde ahí, restaurada la
unidad, reintegrarse en la eternidad a la que pertenece. Hemos
hablado en los capítulos referentes a las vías iniciáticas (Ver capítulos VIII a, b y c) sobre la Fuerza, el dominio de la
Fuerza, la concentración y el endurecimiento diamantino. Sólo un cuerpo cuya fuerza
esté totalmente concentrada puede manifestar la Fuerza en su pureza. La concentración de la Fuerza es la base sobre la
que se fundamenta el principio vital, el principio de la vida. El adepto que logra concentrar la Fuerza y las energías, consigue,
de forma natural y sin esfuerzos suplementarios, el autodominio y la Verticalidad:
el espíritu aristocrático y dominador. Tal y como hemos visto, esto viene a realizarse
mediante un vigoroso endurecimiento del cuerpo (ejercitando yoga y gimnasia), junto con todo un proceso de purificación y
entrenamiento o educación físico-mental. El fortalecimiento y consiguiente endurecimiento del cuerpo, adecuadamente estimulado
según la Vía del Diamante, generar un estado de erección o vigorización muscular
en la musculatura y la energía de todo el cuerpo. Donde el mundo moderno y la casi totalidad de movimientos “espiritualistas”
hablan de “relajación”, nosotros hablamos de Fuerza y vigor. Esto es, vigorización frente a relajación. Poder frente a debilidad. Centralidad frente
a dispersión. Actividad frente a pasividad. Vida frente a muerte. El verdadero éxtasis
es resultado de la vigorización y de la Fuerza; la relajación defendida por los espiritualistas decadentes, sólo traería
como consecuencia la confusión, la dispersión y, finalmente, la disolución en el caos. La
“Fuerza Nueva” conseguida mediante la vigorización, induce al iniciado en un estado extático y aquí está el principio
de la transmutación de las energías: un proceso en el cual todos los residuos psíquicos y energéticos insanos presentes en
la persona, serán destruidos por virtud de la energía purificada, tal como la hierba seca es abrasada por el fuego. En
este contexto, entendemos cómo las antiguas religiones fálicas representan el falo (fuego) como símbolo de la vida. En sus
ceremonias se consagra la potencia vital y se exalta el carácter divino de la vida, buscando el aumento del flujo de la potencia
divina, ligado siempre a la virilidad. Los ritos tienen generalmente un carácter orgiástico; la unión sexual es representada
simbólica o realmente. Son muestras los concúbitos sagrados del visnuismo y la prostitución
sagrada de Astarté o Isis. Son
características las faloforias, procesiones romanas presididas por un falo en honor de Liber Pater (Dioniso itálico). Como símbolo de vida el falo se encuentra esculpido en el templo, y como símbolo de muerte y
renacimiento está representado sobre las tumbas. Muchos menhires tienen grabado o representado un falo. De hecho, el menhir
erecto y erguido, desafiando la gravedad y la pesadez del mundo, es la representación y canalización fundamental de la verticalidad:
el principio de la vida. Es el mismo principio representado y canalizado en los obeliscos: la victoria de la vida (verticalidad)
sobre la muerte (horizontalidad). Podemos
entender, según esta óptica, que si nosotros estuviéramos dispersos y débiles, todas nuestras acciones vendrían a estar marcadas
por el sello de la disolución, el sello de la muerte. El ser dominado y esclavizado por la materia caótica no puede acceder
al mundo espiritual. Esos seres degenerados sólo pueden acceder a su propio vertedero psíquico. Tal es el caso de la casi
totalidad de movimientos “espirituales” de la actualidad: gente enferma. Se
comprende que, en el lado opuesto de la salud, un cuerpo cuyas fuerzas estén dispersas, manifestará languidez, falta de vigor
y estancamiento; un cuerpo así sólo será vehículo y canal de tendencias y realizaciones enfermas y decadentes. En el hombre,
la dispersión tiene una base tanto mental como somática. Frente al principio vital de la concentración y el autodominio, la
dispersión de la fuerza es un principio determinado por el proceso de la muerte. Este proceso hace tender la naturaleza hacia
el cansancio y la Horizontalidad del mundo, perdiéndose la verticalidad y la yoga
o unión con la divinidad. Tal tendencia hacia la dispersión, la horizontalidad y la pérdida de la esencia, es el principio
que sufre el hombre terrestrizado, un ser dominado y vapuleado por los elementos, lo
telúrico, lo vulgar, lo indiferenciado y, finalmente, en la actualidad, el conocido como “mundo democrático moderno”. Pero
frente a esta miserable y pésima humanidad actual, hemos visto cómo el héroe viene a liberarse de la esclavitud del caos del
mundo y de la materia, consiguiendo someter la materia a su voluntad. La naturaleza, cuando es presa del caos, sumerge al
hombre en la ansiedad, el vicio, el desorden, la degeneración... En esta situación,
el hombre queda encadenado y se ofusca, confundiéndose y nublándose su espíritu y su inteligencia. Podemos entender que, según
todo esto, sólo puede acceder al mundo espiritual el hombre que consigue ser libre, esto es, Señor y dueño de sí mismo. Ahora,
por fin, el iniciado puede descubrir los mundos “inexistentes”, descorrer el Velo de Isis. Los
Hiperbóreos poseen un poder conocido como Vril. El profesor von Senger afirma
que el hombre nórdico posee una ramificación nerviosa adicional que lo capacita para reidentificarse con el mundo divino.
Miguel Serrano viene a definir el Vril
como “el poder u órgano espiritual, mágico, que conecta con todos los universos
y con los “mundos paralelos”, con las otras dimensiones”, y
añade que “lo poseían los hiperbóreos, especialmente la mujer-maga, la mujer
gurú, nacida quinta en una familia”. Este órgano exclusivo de los arios, permite ver la realidad en una proyección y una perspectiva divina. Afirma Serrano
que Hitler hace uso total de esta capacidad, sólo latente en el resto de la
raza aria. Esto marca la diferencia fundamental entre las razas, pudiendo entenderse así lo que significa el mestizaje y el
intento de mezclar los pueblos blancos: el plan demoníaco que se dirige a producir nuevamente el hombre de Neanderthal. Según
diversos autores, como Liebenfels, los milagros de Cristo no serían otra cosa que la manifestación del poder del Vril.
4-
El chamanismo Vamos
a echar un breve vistazo a la cuestión del chamanismo. En el chamanismo hallamos multitud de conocimientos y prácticas antiguas
que nos pueden permitir entrever qué eran y en qué creían nuestros primeros antepasados. Cierto es que en la actualidad el
chamanismo se identifica con un tipo decadente e incluso vinculado a prácticas degeneradas, pero eso no quita que parte de
su existir se deba, sobre todo en un origen, a una vía iniciática que provendría de los tiempos en que el “otro mundo”
estaba unido a este mundo “espacio-temporal”. Es de esta unión primigenia de la que aquí queremos o pretendemos
tomar nota y sacar partido. Uno
de los aspectos fundamentales del chamanismo es y ha de ser siempre la creencia constatada a nivel personal y vivencial de
la existencia de un “otro mundo”. Para conseguir la comunicación consciente y despierta con ese “otro mundo”,
el iniciado habrá de iniciarse en el ascetismo o la ejercitación de la práctica. Esta práctica, esta vía, habrá de llevarle
a la transmutación física y mental. Poco a poco la experiencia del “otro mundo” llegará a hacerse plenamente consciente.
No es una lucha para hombres vulgares, sino una lucha titánica en la que el destino final estaría en manos de los dioses.
Muchas
personas, el atravesar una crisis de salud les causa una disfunción de sus sentidos físicos, provocándoles una percepción
de esos otros mundos o realidades invisibles del “más allá”. Igualmente los niños son más sensibles a esas otras
realidades ya que aún no se hallan tan identificados con este mundo espacio-temporal. El
uso de drogas y alucinógenos ha sido desde la antigüedad una vía usada por brujos y chamanes para contactar con el “otro
mundo”, si bien su uso debe adecuarse a una estricta disciplina y preparación personal por parte del iniciado. Mediante
el uso de pociones o preparados bien conocidos se consiguen experiencias oníricas de matriz psicodélica. Hace unos años el
profesor Peuckert, de la Universidad de Gotinga, realizó una serie de experimentos
y, valiéndose de una receta encontrada en tratados del siglo XV, recompuso un “ungüento de brujas” elaborado con
productos vegetales. Éste fue experimentado con estudiantes voluntarios, produciéndoles una somnolencia prolongada, llena
de alucinaciones y poblada por seres extraños. Los escitas, por ejemplo, mezclaban en un caldero la Atropa belladonna, la Digitalis purpurea, o la Datura stramonium y, junto al caldero encendido, aspiraban el humo sagrado de la Cannabis índica, para abrir las puertas del “infierno“, viajando a las profundidades de la mente.
Es importante señalar aquí que ese uso iniciático de alucinógenos nada tiene que ver con las drogas modernas promovidas actualmente
desde el poder mundial, especialmente para la juventud, valiéndose de grupos musicales, cine, estilos de vida decadentes... Las drogadicción y el hedonismo es lo contrario de la vía iniciática, la cual precisamente
busca la liberación de toda esclavitud de los sentidos físicos. Las verdaderas vías iniciáticas se fundamentan en el autodominio
y la disciplina, la ejercitación física y mental. Generalmente
se asocia el chamanismo a culturas exóticas y primitivas. Sin embargo, hasta hace poco ha jugado un papel determinante en
Europa. Así, por ejemplo, era algo corriente entre los lapones, habitantes del norte de Escandinavia, cuyos hechiceros y magos
eran muy reconocidos en el norte de Europa. El chamán lapón disponía de un tambor, lleno de dibujos semejantes al de los chamanes
altaicos, para volar al mundo de las Sombras. Los lapones actuales todavía recuerdan las proezas y poderes de sus antepasados. En
Germania, Wotan (llamado Odín en Escandinavia), es un Gran Chamán Arquetípico, modelo de los
magos y chamanes germanos. También Wotan recibe
títulos que corresponden a éstos, como “Padre” o “Gran Mago”. Obtiene la sabiduría mediante un sacrificio,
consultando la cabeza oracular. El mismo culto a las cabezas se da entre los celtas y en ciertas culturas asiáticas que consultan
a sus antiguos colegas utilizando sus cráneos. Wotan alcanza
el conocimiento de las runas, el alfabeto sagrado, autoinmolándose en una ceremonia iniciática durante la cual permanece colgado
nueve días con sus nueve noches del Yggdrasil, el Árbol del mundo, atravesado
por su propia lanza, de la misma forma que ciertos chamanes ascienden a lo largo de un poste que simboliza el Árbol cósmico
y en el cual se han hecho nueve cortes, que representan los nueve mundos que componen el Universo. Wotan había adquirido el poder de entrar en trance de forma natural,
gracias al sacrificio y a una dura iniciación: endurecimiento físico, ascetismo, dominio sobre las funciones biológicas del
propio cuerpo... Las técnicas físicas del yoga son en sí mismas técnicas que
tienen su origen en el chamanismo originario indoeuropeo. Los chamanes tienen el poder de abandonar el cuerpo
y transformarse en animales, ya sea tomando su forma o introduciendo su conciencia en el cuerpo de un animal real. De esta
forma, "Odín cambiaba de forma. Su cuerpo
yacía como dormido o como muerto, pero él era un pájaro o un animal, un pez o
una serpiente, y viajaba en un instante a tierras lejanas para sus asuntos o los de otros hombres" (Ynglingasaga, Snorri Sturluson, S. XII). También los filés celtas tenían
esta facultad, como Taliesin, quien cambiaba de forma con absoluta facilidad. Los
dos cuervos de Odín, Hugin (pensamiento) y Munin (memoria), viajan sobre los mundos para
contarle al dios lo que ocurre. También le acompañan los lobos Gere y Freke, que son sus espíritus auxiliares, sus ayudantes. Sleipnir, su
caballo sobrenatural, tiene ocho patas y lleva a su dueño a través de cielos e infiernos, como los caballos-espíritu de múltiples
patas de algunos chamanes. Odín es
un alto iniciado capaz de abandonar en espíritu y plenamente consciente su cuerpo material. Es capaz de proyectarse e incluso
manifestarse en lugares distintos, a la vez que se ha liberado de los condicionantes de este mundo. Odín es asimismo, el dios de la poesía, que siempre habla guiado por
la inspiración, como un chamán que canta de forma inspirada durante el éxtasis. Como chamán, domina los elementos, desencadenando
tempestades o calmando los vientos. Las valkirias,
que son sus hijas, son mujeres sobrenaturales, mujeres espíritu, esposas celestes del chamán que le ayudan y colaboran con
él. Odín se relaciona más con los muertos
que con los vivos; de hecho, es el dios de los muertos. Su corte la componen los einherjes,
guerreros muertos en combate. Viaja a los infiernos para preguntar lo que desea saber a los espíritus. Los berserker, antiguos guerreros germanos conocidos como los "camisa de
oso", eran combatientes dedicados a Odín,
y acudían al combate vestidos únicamente con una piel de oso o de lobo. Estos tremendos combatientes entraban en éxtasis y
su fuerza se multiplicaba, poseedores de una energía sobrehumana, el furor sagrado,
seguían combatiendo con el cuerpo lleno de heridas, animados por una furia divina que causaba terror y verdaderos estragos
entre sus oponentes. Un tipo de magia nórdica que recuerda especialmente
al chamanismo, es el seidhr, practicado por mujeres a las que se denominaba seidhkona,
spákona o völva. La spákona llevaba una vara y un atuendo especial semejante al de muchos chamanes. Se sentaba sobre un lugar alto.
Quince muchachos y otras tantas jóvenes entonaban cantos y la profetisa abandonaba su cuerpo, tomaba la forma de un animal
y viajaba a través de lo invisible para ejercer su oficio de adivinadora en las granjas. También entre los griegos hallamos el chamanismo,
como por ejemplo en la facilidad que mostraba Zeus para transformarse en animal;
o en ciertos mitos, como el de Abaris, que viajaba a través del espacio sobre
una flecha como hacen simbólicamente ciertos chamanes siberianos. Abaris recorría
el mundo llevando a cabo espectaculares curaciones. El mito de Orfeo
también presenta rasgos chamánicos. Su personalidad parece delatarle: ama la música, que domina como si fuera una herramienta
mágica; se entiende con los animales; domina las artes mágicas y la adivinación; tiene poderes para sanar, etc. Pero lo más
significativo es su viaje a los infiernos para rescatar el alma de su esposa, Eurípice.
En la mayoría de las versiones, fracasa por mirar atrás; pero existe una en la cual culmina su misión con éxito. Otro dato
a tener en cuenta es su muerte despedazado por las bacantes, las adoradoras de Baco, dios del éxtasis y la embriaguez. La
muerte por despedazamiento y el posterior renacimiento es un rasgo característico de lo que le ocurre al chamán cuando entra
en coma durante su iniciación (aquí, la equivalencia nos trae a la memoria el “Mito
de Osiris” de Egipto). Orfeo
fue decapitado (mutilación típica en los mitos chamánicos) y su cabeza fue arrojada al río Hebros, desde donde fue cantando
hasta la isla de Lesbos. Allí se convirtió en una cabeza que pronunciaba oráculos, lo que recuerda mucho a los ritos adivinatorios
que algunos chamanes llevan a cabo empleando los cráneos de difuntos. Los escitas alcanzaban el trance mediante el uso
del cáñamo, que quemaban sobre piedras calientes a la salida de los funerales. Este método de alcanzar el trance, empleado
generalmente cuando ya no se es capaz de conseguirlo de forma natural, era también propio de los magos tracios y getas, a
los que se conocía como kapnobátai. Estrabón traduce este término como aeróbatas, “los que caminan sobre las nubes”, aunque la
traducción más correcta sería “los que caminan por el humo”... del
cáñamo, claro. El uso del cáñamo para ayudar a la consecución del trance parece haber sido corriente entre todos los pueblos
escitas e iranios, que poblaban las regiones asiáticas al este y sudeste de Europa. Los verdaderos chamanes son los sabios de la estirpe
y conocen y dominan los secretos y las fuerzas de la vida y de la naturaleza. Ejercen de curanderos y guías del pueblo y son
el vínculo entre el mundo de los hombres, los antepasados y el mundo divino. 5-
Los dioses civilizadores Una
civilización descendida de las estrellas, una raza extraterrestre hace miles de años habría visitado nuestro planeta, cambiando
para siempre la historia de la tierra. De aquello ya no quedan más que algunas ruinas.
La historia de ese pueblo “desconocido” vuelve a retrotraernos a la Atlántida
y a la antigua Thule. La tradición aria indica que esta morada de los dioses
se hallaba en el extremo septentrión. En el capítulo primero de “NS, historia
y mitos”, decíamos que esta patria polar fue “una enorme isla de Hielo
rodeada de altas montañas transparentes como el diamante”. Hiperbórea no
habría sido, sin embargo, glacial: “en el interior del país reinaba un dulce
calor en el que se aclimataba perfectamente una vegetación verdeante. Las mujeres eran de una belleza indescriptible. Las
que habían nacido en quinto lugar en cada familia poseían extraordinarios dones de clarividencia”. El hombre de
Hiperbórea, descendiente de “Inteligencias
del Espacio”, es descrito en el “Libro de Enoc” (cap. CVI-CVII):
“Su carne era blanca como la nieve y roja como la flor de la rosa; sus cabellos
eran blancos como la lana; y sus ojos eran hermosos”. En la capital de Hiperbórea,
Thule, “vivían los sabios, los cardenales
y los doce miembros de la Suprema Iniciación…” Un desastre climático de enormes proporciones,
acompañado de tormentas y lluvias torrenciales, habría arruinado la morada de los dioses. El hecho es recogido en las tablillas
sumerias: “Aquel día remoto, aquella noche remota, aquel año, aquel año remoto...
Cuando ocurrió el Diluvio”. Atra Hasis, protagonista de la epopeya babilónica del Diluvio, sería quien relató aquellos
acontecimientos. Los dioses habrían huido y sus descendientes se habrían dispersado por la tierra, pero su huella reaparecería
inmediatamente después de la catástrofe. Hay rasgos comunes en civilizaciones prácticamente contemporáneas a la sumeria, en
las tierras regadas por el Tigris y el Éufrates; la egipcia, en las orillas del Nilo; la cultura de Nohenjo Daro, en el valle
del Indo y otras muchas por todo el mundo como Tiahuanaco en América. Lovecraft,
conocido por su literatura fantástica y sus referencias a los dioses primigenios, fue un gran conocedor de los antiguos imperios
y de la antigüedad sumeria, en la que fundamentaría muchas de sus misteriosas novelas. Conocedor del pasado hiperbóreo de las civilizaciones, Lovecraft se refiere en el siguiente
artículo que extractamos y que publicó cuando tenía 24 años, a la raza teutona como descendiente de los antiguos dioses: “El teutón es la cima de la evolución. Al rastrear la trayectoria del teutón a lo
largo de la historia medieval y moderna, no encontramos excusa posible para negar su real supremacía biológica. (...) Sus
innatas habilidades raciales le han llevado a la preeminencia. No hay rama de la civilización que no sea obra suya. (...)
En los países cuya población es principalmente teutónica, contemplamos una prueba sorprendente de las cualidades de la raza:
Inglaterra y Alemania son los supremos imperios del mundo. La historia de Estados Unidos es una larga alabanza del teutón
y seguirá siéndolo si logra atajar a tiempo la inmigración degenerada y preservar el carácter primitivo de la población. (...)
Los ingleses y los alemanes son hermanos de sangre, descendientes de los mismos duros antepasados adoradores de Wotan (Odín)...” 6- John Dee, científico y mago El hombre de las orejas cortadas se sienta, como
cada día, delante del cristal. A su lado, absorto en la contemplación de la superficie brillante, permanece John Dee, el señor
de Mortlake. La cara de Edward Kelley, el hombre sin orejas, cambia, su mirada se torna vidriosa. Extrañas imágenes aparecen
y se suceden sobre la faceta pulida de la misteriosa piedra. Dee comienza a tomar nota de lo que acontece en el interior del
cristal. Sobre el paisaje de otro mundo empiezan a aparecer las figuras ¡y hablan!: “Cuídate
de dudar, rechaza toda sospecha sobre nosotros, porque somos dioses que hemos reinado, reinamos y reinaremos para siempre...”.
Los extraños seres van y vienen. El improvisado escriba describe las escenas en su diario: “Vinieron muchos y se posaron sobre la superficie convexa del globo transparente... Algunos son como hombres
y mujeres, es decir, de frente parecen mujeres y de espaldas hombres. Los últimos siete danzan, lamen y besan...”.
Todavía se conservan, en el Museo Británico, las páginas manuscritas de este diario. Su autor, uno de los científicos más
completos de Occidente; pero también uno de los magos más célebres, John Dee. John dee nace en Londres el 13 de julio de 1527,
hijo de Johanna Wild y de Rowland Dee, un noble galés al servicio del rey inglés Enrique VIII. Sus disciplinas favoritas eran
las artes y las ciencias, a las que consideraba una herramienta eficaz tanto para lograr el bienestar del hombre como para
desentrañar los misterios últimos del Universo. Fue un gran estudioso de la magia y la alquimia. A lo largo de su vida realizó
multitud de viajes, contribuyendo con su aportación al desarrollo de las ciencias navales, que impulsaron en gran medida la
expansión marítima de Inglaterra. Su fama fue en aumento. Matemáticos, cartógrafos y marinos iban a consultarle y a estudiar
con él; muchos nobles le pedían que se encargara de la educación de sus hijos e incluso fue invitado a dar conferencias sobre
matemáticas en diferentes facultades de Oxford. Al rededor de 1570, el doctor Dee se estableció
en la casa que poseía su madre en la villa de Mortlake. Tuvo que hacer reformas en ella para dar cabida a sus múltiples colecciones
de objetos científicos antiguos, recibir a los estudiantes que iban a consultarle y lograr espacio para su tremenda biblioteca,
en cuyos volúmenes y manuscritos, algunos de ellos muy antiguos, gastó enormes cantidades de tiempo y dinero. En 1583, su
catálogo comprendía 4000 títulos, una colección más amplia que cualquiera de las que existían en Inglaterra, incluidas las
de las universidades, y que competía con las mejores de occidente. No faltaban, por supuesto, las obras de alquimia, que Dee
estudió tanto en la teoría como en la práctica. El 25 de mayo de 1581 se le apareció un ser sobrehumano,
o al menos no humano, rodeado de luz. John Dee lo llamó ángel, para simplificar. Este ángel le entregó un espejo negro, que
aún se conserva en el British Museum. Es un pedazo de antracita convexo extraordinariamente pulimentado que llamaría piedra de la visión. El ángel le dijo que mirando este cristal, vería otros mundos y podría establecer contacto
con inteligencias distintas de la del hombre. El 10 de marzo de 1582 conoció a un extraño de
30 años que decía llamarse Edward Talbot, aunque su verdadero apellido era Kelley. Parece claro que las únicas ambiciones
de Kelley fueron la fama y la fortuna. Junto con Kelley, Dee viajó a Praga donde realizaron con éxito algunas experimentaciones
alquímicas. Kelley, una personalidad polémica, fue acusado de matar a uno de los guardianes de Rodolfo II, siendo encerrado
en el castillo de Zerner, de donde al intentar fugarse resultó herido. Murió en 1597, problablemente a causa de sus heridas. Los experimentos de Dee con la magia ceremonial
obtuvieron resultados insólitos en 1582. Según refleja en su diario, tuvo éxito en diferentes ceremonias de invocación angélica
llevadas a cabo en su casa de Mortlake, especialmente en las realizadas mediante la piedra
de la visión. Con objeto de entablar contacto con los ángeles, Dee se valió de diferentes mediums a los que inducía a
mirar en la piedra cristal. Éstos indicaban lo que veían y el doctor apuntaba todo en su diario, así como las instrucciones
recibidas de las entidades celestiales. Entre los mediums se hallaba su propio hijo, Arthur, pero fue Kelley, su socio en
las labores de alquimia, quien resultó ser el sujeto perfecto para sus experimentos. El resultado de esta colaboración fue
un sistema mágico original, un método sistemático para trabajar con las fuerzas y poderes fabulosos y una llave para forzar
la entrada en otras dimensiones, mundos de extraños paisajes y habitantes en cuyas manos estaba la clave de otras realidades,
incluida la nuestra. Dee había recibido de los ángeles sellos, sigilos, tablas
mágicas y toda suerte de instrucciones para adentrarse en universos paralelos al nuestro. Las llamadas Tablas de Enoch, junto al famoso sello de Ameth, ambos sobre un altar, debían taparse con una tela de seda roja
orlada de verde que cubriera completamente la mesa. Sobre la tela se colocaba la Piedra
de la Visión, la bola de cristal, el espejo mágico... De esta forma, la visión
se acrecentaba sobremanera. Las Tablas de Enoch, algunas de las cuales Dee
colgaba sobre su cuello, protegían al oficiante de los espíritus malignos que pudieran ser atraídos por el ceremonial. Dee
se servía también de un anillo depositado sobre su mesa, según decía, por el propio arcángel san Miguel. Así pertrechado y
con la ayuda de Kelley, Dee consultaba a los ángeles, para descubrir los misterios del Universo y recibir instrucciones sobre
sus actividades en el mundo material. El núcleo del sistema mágico de Dee era un extraño
lenguaje, recibido directamente de los ángeles, según él, mediante la piedra de la visión. Dee lo denominó “lenguaje
enoquiano”, claves de Enoch, el profeta que “fue trasladado sin experimentar la muerte y no se le encontró jamás”. Según Dee, las palabras del alfabeto enoquiano
fueron dictadas letra a letra por un ángel que las iba señalando sobre un cuadro, de atrás hacia adelante, para evitar que
el poder encerrado en ellas causara una catástrofe. Cada palabra sería un nombre, hasta entonces desconocido, de Dios o de
sus ángeles. Las letras del lenguaje enoquiano se inscriben en cinco tabletas atribuidas a los cuatro elementos y al éter,
la quintaesencia de la que emana todo. Estas tablillas enóquicas, dispuestas en un arreglo que escondería los poderosos nombres
ocultos de Dios y de sus ángeles, sirvieron a Kelley para obtener lo que Dee llamó “visión
del plano elemental del Universo o del cosmos enóquico”, el mundo de Enoquia, en cuyos límites estarían establecidas
las cuatro atalayas de los elementos, un concepto que recuerda a los cuatro castillos de los vientos y los mundos elementales
de la mitología celta, bien conocida por el mago inglés. Dee aseguraba haber recibido treinta potentes
invocaciones o éteres en enoquiano, con las que poder introducirse en ese extraño
cosmos. Las entidades que lo habitan, según testimonio del propio Dee, también podían ser traídas a nuestro continuum espacio-tiempo
y a menudo los ángeles salían del cristal para conversar con el doctor y su medium. En una ocasión, aseguraba Dee, una entidad
se paseó por la habitación conversando con ellos en inglés, aunque con un extraño acento. Dee afirmaba que la tierra no es exactamente redonda,
o al menos, está compuesta de esferas superpuestas, alineadas a lo largo de otra dimensión. Entre estas esferas, habría puntos
o más bien superficies de comunicación, y, de este modo, Groenlandia se extendería en el infinito sobre otras tierras diferentes
a la nuestra. Por esto insistía Dee en varias instancias dirigidas a la reina Isabel, convenía que Inglaterra se apoderara
de Groenlandia, para tener en sus manos la puerta de otros mundos. Dee decía también que era posible construir máquinas
totalmente automáticas que realicen el trabajo del hombre. “Esto -añadía
en el año de 1585- ha sido ya realizado en otra parte...” Desde que John Dee empezó a anunciar que publicaría
sus conversaciones con los ángeles, fue acusado de magia negra y se llevó a cabo contra él una implacable persecución. En
1597, aprovechando su ausencia, unos desconocidos excitaron a la chusma, que asaltó su casa. Cuatro mil obras raras y cinco
manuscritos desaparecieron definitivamente, y numerosas notas fueron quemadas. Después, a pesar de la protección de la reina
de Inglaterra, prosiguió la persecución. Por último, el hombre destrozado, desacreditado, murió a los 81 años, en 1608, en
Mortlake. Una vez más, la conspiración de los “hombres de negro” pareció haber triunfado. 7- El mundo interior y la raza
futura Decíamos en el capítulo referente al Tíbet, que
en esta región del mundo se conserva el mito ario que habla de un reino oculto,
pero principalmente subterráneo, conocido como Agartha y que encontramos difundido
en muy diferentes tradiciones. Así, en la tradición irlandesa, la raza divina de los Tuatha
de Danann, cuando su reino llega a su fin, abandona el país, adoptando una forma invisible como habitantes de maravillosos
palacios “subterráneos” o de cavernas montañosas inaccesibles a los hombres, entre los cuales no volvieron a manifestarse
sino en casos excepcionales. Sir Edward
Bulwer-Lytton, diplomático y miembro de la elitista Golden Dawn, escribió
en 1871 una novela titulada “La raza
futura”. En esta se narra la aventura de un pueblo superior (los Vril-ya)
que vive en el reino subterráneo, en el cual se había exiliado tras un cataclismo en la superficie exterior de la tierra,
y que dispone de la energía cósmica denominada vril. En dicha novela también se
menciona la guerra entre razas y se considera a los habitantes de ese mundo subterráneo como descendientes de los arios originales. Tras duras batallas por la supervivencia, los vril-ya
habrían conseguido sobreponerse a las dificultades y miserias humanas, alcanzando un alto grado de perfección a todos
los niveles. La novela trata de un explorador norteamericano que consigue acceder al interior de la tierra a través de una
explotación minera. Ahí encuentra el mundo donde los “vrilya” han
desarrollado su civilización. El dominio del vril les da a los vrilya el poder de unos semidioses. En la novela, el explorador vivió durante un tiempo con los vrilya hasta que finalmente su presencia fue entendida como perniciosa para la integridad racial y social de la
comunidad, habiendo de volver al exterior. Así, el protagonista de la novela llega a la conclusión de que cuando los vrilya surjan del interior de la tierra para establecerse en el exterior, iniciarán de inmediato la obra de destrucción
sobre la actual sociedad humana: “Teniendo en cuenta el desprecio que sienten
por instituciones tales como el gobierno popular y por el de los habitantes de mi país, yo creo que si los Vril-ya aparecieran primeramente en Norteamérica, indudablemente dirían: Esta es la parte del globo que tomamos.
Ciudadanos, dejad lugar para el desenvolvimiento de la raza de los Vril-ya”.
Los vril-ya
de “La raza futura”, son
una aparición literaria del hombre superior. De hecho Bulwer Lytton parece estar
hablándonos de la mismísima raza de los hiperbóreos o el “superhombre” de Nietzsche: “Han eliminado
de su mesa toda clase de alimento animal, excepto leche, se abstienen de bebidas alcohólicas y son refinados al extremo. En
sus deportes, hasta los viejos, exhiben una alegría infantil. La felicidad es a lo que ellos aspiran, no como excitación de
momento, sino como condición dominante de su existencia; la misma consideración por la felicidad de los demás se manifiesta
en la exquisita amenidad de sus maneras. Nunca encontré
persona alguna deformada o contrahecha. La belleza de su porte consiste tanto en la simetría de facciones como en la tersura
de su cutis, que conservan sin una arruga, hasta la más avanzada edad. Además manifiestan una serena expresión de dulzura,
combinada con la majestad, que parece provenir de la conciencia de poder y total ausencia de terror, físico o moral. Es esta
misma dulzura, combinada con majestad, la que inspira a un observador como yo, acostumbrado a contender con las pasiones de
la humanidad, un sentimiento de humillación, mezcla de terror y admiración. Es como la expresión que un pintor podría dar
a un semidios, a un genio o a un ángel. Quedé sorprendido al notar que el color de
la piel no era uniforme al que yo había observado en los primeros individuos que había visto. Algunos eran mucho más rubios
y con ojos azules, cabello de oro y cutis de color más subido que los individuos del norte de Europa. Las naciones que
no tenían sus costumbres e instituciones, ni eran capaces de adquirir poder sobre los agentes del vril, que ellos habían tardado muchas generaciones en conseguir, eran considerados por los vril-ya con mayor desdén que los norteamericanos sienten por los negros. Zee (una
vril-ya) me dijo que en su concepto, cuanto
más pueden asimilar la vida a la existencia que sus mentes sean capaces de concebir como más cercana a la de los espíritus
que se hallan al otro lado de la tumba, más se aproximarán a una divina felicidad aquí y más fácilmente se acercarán a las
condiciones del más allá.” La tradición aria nos habla de un Ocaso de los
dioses, un apocalipsis, un final de los tiempos tras el cual se producirá el advenimiento de un “reino del espíritu”
o una nueva Edad de Oro. Esta nueva Edad dorada estará integrada y realizada por una nueva raza que vendrá a levantarse sobre
las ruinas del mundo moderno. La nueva raza habiendo superado la actual etapa humana, podrá acceder a estadios superiores
del ser y del conocimiento, desarrollando todo un nuevo concepto de civilización y de humanidad. 8-
Nazismo enigmático Hasta
aquí hemos tratado de enfocar unos cuantos aspectos al respecto de la cuestión mágica del mundo sobre la que, a nuestro entender,
el nazismo o nacionalsocialismo alemán del Tercer Reich vino a fundamentar su
cosmovisión. Tratando de desentrañar y comprender el pensamiento de los antiguos, podemos comprender la relatividad de este
mundo. Complementando esto, el “mundo visible” vendría a ser el reflejo de “otros mundos” o realidades.
Nuestro mundo mortal está sujeto a la ley del espacio-tiempo y a la ley del nacimiento-muerte. Los iniciados, como ya lo hiciera
Pitágoras, buscan transmutar e inmortalizar este mundo mortal mediante la perfección,
pues la perfección es cualidad de la inmortalidad. Aquí podemos entender a Nietzsche
cuando habla de los hiperbóreos, pues para llegar a ellos es preciso alcanzar
más allá de este mundo, hallar la salida del laberinto. Y esto no lo conseguiremos con actitudes pasivas ni contemplativas,
ni mediante un intelecto que se quede en la esterilidad, sino mediante la práctica del endurecimiento diamantino del mago
tántrico y mediante la acción. Un camino sólo para los pocos, los “perfectos”, no para los degenerados, ni los
criminales. Es
evidente que en todo el tema del Tercer Reich existe una raíz esotérica. Lo hemos
visto en capítulos anteriores. Hemos visto cómo el mismo signo de la esvástica es un signo religioso antiguo y que una determinada
corriente oculta está representada y vigente en este movimiento. Durante un tiempo breve pero intenso, en la tierra llegó
a conformarse un “Reich mágico”, un mundo transvalorado y absolutamente
diferente al mundo que hoy día conocemos. Todo eso no nació de la nada: “Nada viene de la nada, es decir, Nada ha sido sacado de la nada. Nada ha sido creado, pues todo cuanto existe existía ya desde la eternidad”. (Ex
nihilo nihil). Por
esto mismo, entendemos que ese Tercer Reich histórico fue reflejo de un “Tercer Reich metafísico” que sigue vigente en alguna parte más allá de las
contingencias de este mundo. La existencia de ese Tercer Reich “metahistórico”,
deberíamos situarla en lo que se conoce como “pliegues del espacio tiempo” o en una dimensión paralela a la nuestra.
Un “otro tiempo” de algún modo inaccesible pero muy cercano, en tanto que no está sujeto a nuestra percepción
habitual. ¿Puede ser que en ese otro tiempo los nacionalsocialistas vivan la victoria de su causa?. ¿No es de esto mismo de
lo que hablan las tradiciones germánicas del Walhala o las asiáticas de Agartha? En nuestra edad media tenemos el mítico Reino del Preste Juan
y en otras partes del mundo vuelven a encontrarse leyendas similares. Vamos a dedicarnos a buscar indicios y efectos de esa
otra dimensión, ese “reino del espíritu” o esa “realidad fantástica” y desconocida. El mundo en que
vivimos no tiene por qué ser sólo y únicamente lo que a simple vista puede percibirse con los sentidos físicos ordinarios.
Tampoco tiene por qué ser lo que nos cuentan las partes interesadas en condicionarnos y hacer de nosotros un determinado tipo
de persona. Hay quienes apuntan a que el Tercer Reich pudo sobrevivir a la destrucción
a la que le sometieron los poderes mundiales y aquí sólo se pretende dar a conocer esta parte “fantástica” del
nacionalsocialismo. El tema ya ha sido tratado en numerosas ocasiones con mayor o menor acierto, por lo que no pretendemos
decir nada que no haya sido dicho ya antes. Tampoco pretenderemos hacer ningún juicio de valor sobre la cuestión. Únicamente
hemos querido recopilar una serie de datos y disponerlos esquemáticamente. 9-
Los OVNIs del Tercer Reich Durante
el nacional socialismo, en Alemania se habla de hallar una “nueva ciencia”,
una “técnica diferente y renovadora” con la que sustituir los motores
de explosión –considerados destructivos por los círculos esotéricos del Tercer
Reich– por otros de implosión, cuya nocividad es nula. Las investigaciones se basan fundamentalmente en la levitación
electrogravitacional y la propulsión por “terriones” (fuerzas cósmico-telúricas)
en las que, según parece, se encuentra el núcleo de esa otra técnica que distanciará la cosmovisión nacionalsocialista de
todas las aún vigentes en un intento, además, por proporcionar al Tercer Reich una
total independencia en materias primas –inaccesibles de otro modo– y energía abundante, barata y no contaminante.
De hecho, y según se asegura en diversos informes, los departamentos de investigación U-13
y E-4 de la SS trabajarán intensamente
para realizar y perfeccionar esas tecnologías, inconcebibles para la mayoría del pueblo y para el resto de la humanidad. No
habrá a quien no se le escape que la ciencia que el Tercer Reich había conseguido
desarrollar coincide en mayor o menor medida con la de otras civilizaciones “superiores” que nos visitaron ¿extraterrestres?
¿intraterrestres? de las que nos habla la historia humana en sus edades Antigua, Media, Moderna y Contemporánea. El conocido
esoterista nazista Miguel Serrano, en una entrevista publicada en la revista española
AÑO CERO, dice que “la construcción de los “Ovnis
de Hitler” era algo que se venía preparando en Alemania desde hacía mucho
tiempo, con sus estudios sobre implosión y energías alternativas. La ayuda final habría venido de Aldebarán, gracias a la misma (medium) que contactara a sumerios, asirios, mayas, egipcios y otros más, sin mencionar
a los hiperbóreos, que habrían venido desde una extra-situación. Sin duda los
OVNIs nazis han sido descubiertos, pero el enemigo, que controla las comunicaciones y los medios de comunicación, los mantiene
en silencio total, persiguiendo y hasta eliminando a aquellos científicos que se atreven a revelarlos…” Podríamos
agregar aquí que el fenómeno OVNI sería una eclosión súbita de otra dimensión sobre la realidad de nuestro mundo espacio-temporal.
Existen multitud de testimonios que apuntan a este fenómeno de cosas, en el cual las dimensiones parecieran transmutarse e
interconectarse. A fin de cuentas, de esto vendría a tratar la cuestión de la “otra ciencia” descubierta por los
nacionalsocialistas. Ahí es donde las huestes hiperbóreas aguardan atentas y preparan
el cumplimiento de su retorno. Se
han escrito muchas líneas refiriéndose a las bombas atómicas y el uranio enriquecido desarrollado por la industria secreta
de la Alemania del Tercer Reich. Su utilización por los USA y Aliados arrojándolas
impunemente sobre las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki (casi exclusivamente sobre decenas y decenas de miles de
madres, niños y ancianos japoneses), habría sido posible, según esta línea de investigación, sólo mediante la captura de este
material a los alemanes. De igual forma, la “carrera espacial” fue
posible, básicamente, gracias al trabajo de científicos alemanes quienes, tras la invasión de Alemania colaborarían con el
gobierno USA. En
1938 un experimento alemán con transmisores de “alta energía” tuvo un efecto que más tarde se haría muy habitual
en el folklore OVNI. Por lo visto, en el Brocken (una cumbre famosa por el “especto Brocken”, un efecto óptico
conocido) y en la cima del Feldburg, cerca de Frankfurt, se erigieron dos “transmisores”. Cuando estos aparatos empezaron a funcionar: “muy pronto se
informó de extraños fenómenos ocurridos en las cercanías de la torre Brocken. El motor de los vehículos que circulaban por
las carreteras de montaña fallaba de repente” (“Las ciencias secretas
de Hitler”, Edaf, Madrid, 1984, de Nigel Pennick). Una vez más, todo hace suponer que en 1938 la Alemania nacionalsocialista
estaba experimentando con tecnología que paralizaba motores, un fenómeno estrechamente vinculado con los OVNIs. Además a la
ciencia del Tercer Reich se le atribuye la invención del primer avión a reacción
o los misiles guiados por TV entre otros logros. El
Tercer Reich desarrolló proyectos y construyó naves o aparatos voladores basados
en principios de propulsión desconocidos como los de las diferentes series Haunebu.
Ya en 1941 habían sido acometidos los estudios para diseñar la “peonza volante” de Schriever-Habermohl, un avión de forma circular y despegue vertical provisto de motores de “reacción convencional”,
efectuándose a finales de 1942 las primeras pruebas de vuelo, durante las cuales se constataron graves errores de construcción.
Paralelamente, Richard Miethe comenzó a trabajar también en 1942 en la construcción
de aparatos que volaran y tuvieran forma de disco. Se desarrolló también la línea de “discos volantes” conocidos
como serie Vril. De ella se ocupó el “grupo
Schumann” en íntima relación con el departamento E-4 de la SS, especializado en “armas milagrosas”. Nos consta que llegaron a construirse 17 aparatos de la serie
Vril-1. Su diámetro era de 11,56 metros, podían alcanzar velocidades de 2900 Km./h
y llevaban un cañón teledirigido como dotación de combate. El Vril-1 era el equivalente
revolucionario de un avión de caza mientras que el Vril-9 era un caza monoplaza.
Durante
toda la Guerra, los alemanes no dejaron en ningún momento de perfeccionar sus armas. Al conseguir dominar la tecnología de
propulsión electrogravitacional y la implosión y aplicarla a sus modelos obtuvieron mayor velocidad, maniobrabilidad y otras
prestaciones en los aparatos. Paralelamente,
en la ciudad alemana de Neustad y bajo control de tropas técnicamente especializadas de la SS, se desarrolló el proyecto “Bola de Fuego”, al que los
estadounidenses denominarían acertadamente Foo–Fighter o “Combatiente Total”.
Estas bolas de fuego eran dirigidas, mediante ondas de radio, hasta la proximidad de las formaciones aéreas aliadas. Posteriormente,
los sensores de ondas infrarrojas de que iban provistos estos artefactos eran los autores del contacto final con el aparato
a destruir. El sistema se basaba en la búsqueda de fuentes de calor emitidas por los gases de escape de los aviones enemigos,
haciendo que su radar resultara automáticamente destruido, dejando los tripulantes sin orientación operativa y casi a la deriva
y consiguiendo detener el motor de la nave. Nuevamente volvemos a ver un fenómeno idéntico al ocurrido en algunos avistamientos
OVNI, en los que los vehículos motorizados se detienen sin conseguir que vuelvan a funcionar mientras dura la presencia OVNI.
De hecho, el 14 de diciembre de 1944, el conocido periódico estadounidense The New York Times daba así la primera noticia
sobre OVNIs habida en el siglo XX: “Los platillos volantes son un arma secreta.
Una nueva arma alemana que ha aparecido en el frente occidental alemán. Hoy nos informan sobre ello nuestros pilotos de la
USAF, afirmando que en los cielos de Alemania han aparecido unas “bolas de plata” voladoras, que se han visto
aisladas o en formaciones. Algunas parecían ser prácticamente transparentes”. Con
el paso del tiempo, el avistamiento de naves impulsadas por energía antigravitacional, desconocida en la época para la mayoría
incluso de los pilotos, se haría cada vez más frecuente. Es en los finales de la Guerra cuando, con estos Foo-Fighter, cuando
se dan los primeros informes publicados sobre el tema OVNI. Los testimonios, oportunamente informados y publicados por la
prensa del momento, se multiplicaron, especialmente tras el final de la contienda, y muchos de ellos hacían referencia a hechos
acontecidos en los espacios aéreos del norte de Europa. Las noticias hablaban también de OVNIs de fabricación alemana. Se
comentaban, sobre todo, los avistamientos de “abundantes formaciones” de los que, entonces aún, se denominaban
“grandes cohetes”, nombre con el que se definía a los “aparatos voladores
desconocidos y producidos por la industria armamentística alemana”. Especialmente numerosos fueron los testimonios
de avistamientos procedentes de Escandinavia, donde se instalaron varias y poderosas guarniciones alemanas que permanecieron
allí hasta el final mismo de la guerra, ya que nunca resultarían directamente atacadas ni vencidas por los Aliados. En 1947
reaparecieron diversos informes, entre otros el conocido caso Roswell, aunque con menor asiduidad. El gobierno USA y sus satélites,
se limitarán por sistema a desmentir todos los casos y a lanzar justificaciones ridículas a toda la casuística. Sin embargo,
pasados algunos años, los avistamientos habrían de aumentar tanto en frecuencia como en número y en variedad. ¿Qué secreto
encierran o se oculta tras todo esto?. Parece
claro que los prototipos alemanes consiguieron volar y se utilizaron en aquella época. Pero, ¿continúan haciéndolo hoy?. Si
comparamos las fotografías de OVNIs tomadas en distintos lugares en nuestros días, podemos observar una enorme semejanza entre
ellos y los artefactos que, según diversos informes oficiales, proyectaron y construyeron los alemanes nacionalsocialistas.
Prueba de ello es que, con motivo de uno de los primeros discos voladores avistado en Praga a comienzos de 1945, la prensa
asociaba totalmente el fenómeno a los alemanes, titulando así la noticia: “Los
discos voladores inventados en Alemania”. Sin
embargo, al poco tiempo, movidos tal vez por la ciencia ficción de moda en la época o quién sabe si por otras oscuras intenciones,
los gobiernos –y por consiguiente la prensa– comenzaron a especular sobre el “peligro
de invasión extraterrestre”. Pero, años después de que los rumores sobre “visitantes
del espacio” se extendieran por todo el planeta, la revista estadounidense Examiner volvía a la tesis de finales
de la guerra en un artículo publicado el 26 de mayo de 1988 bajo el título “¡El misterio de los OVNI desvelado!”, y en el que se decía: “El secreto de los OVNI estaba ya resuelto hacía mucho tiempo, si es que existió alguna
vez. Los extraterrestres son en realidad nazis que desean reedificar su imperio. Los gobiernos del mundo están perfectamente
informados de todo este asunto y, por ello, callan, y al mismo tiempo, están verdaderamente aterrorizados”. En
diversas fotografías tomadas por George Adamski en 1952, en un platillo volante
aparece claramente visible el sígno del Sol Negro o la esvástica de los nacionalsocialistas,
lo que hizo que se adoptaran medidas enérgicas y urgentes. En un documento de la CIA conocido gracias a una filtración, se
decía que “ha sido estructurada una red de información a nivel mundial y se han
cursado órdenes a las principales bases aéreas militares bajo nuestro control
para localizar, interceptar y abatir los OVNI… Todo este tipo de información debe ser cuidadosamente ocultado y preservado
del acceso público a fin de evitar un pánico general”. A partir de entonces las fotografías sobre discos voladores
serán confiscadas o publicadas sistemáticamente como falsas. Además, se programó una campaña destinada a atribuir un origen
extraterrestre a los OVNI y a promover “evidencias” de la “normalidad” de visitas extraterrestres a lo largo de
la historia. De esta forma se evitaba que se relacionara a los OVNI con el III Reich o el nacionalsocialismo y se minimizaba,
por tanto, la sensación de pánico mundial. Aunque existen numerosas narraciones ridículas
sobre OVNI que tienen por protagonistas a “hombrecillos verdes” y extraños
seres monstruosos, hay otros testimonios que deberían ser tenidos en cuenta. Es el caso de un californiano, comerciante de
cereales, que aseguró haber visto un OVNI posado en tierra y haber oído nítidamente a los tripulantes de la extraña nave hablar
en correcto alemán y no en ningún idioma “marciano”. El gobierno estadounidense
reaccionó inmediatamente intentando impedir una mayor difusión de estos datos y a pesar de comprobarse que ese hombre era
sincero en sus manifestaciones y que gozaba de una perfecta salud mental, se le apartó de la vida pública, fue internado en
una prisión y se procedió a eliminar todas las huellas de sus manifestaciones. En 1938 y bajo el mando del capitán Alfred Ritscher, el Tercer Reich envió una importante expedición a
la Antártida. Su objetivo era realizar una precisa cartografía aérea, obtenida por fotogrametría, que cubría la mayor parte
del continente. Era la primera vez que se hacía un mapa tan exacto, y Alemania acabó adjudicándose un territorio relativamente
libre de hielos al que llamaron Nueva Suabia. Diversos investigadores se han referido
a que en esta expedición los alemanes hallaron en las regiones libres de hielos, oasis templados, así como las entradas a
la tierra interior. A finales de la guerra los alemanes habrían desarrollado
un submarino excepcional, construido de forma modular por medio de una especie de rodajas ensambladas. Era el U-21, que sumergido alcanzaba mayor velocidad que en superficie, y gracias a su Snorkel-Walter, podía navegar en inmersión tanto tiempo como fuera
necesario. Su tecnología era tan avanzada que los americanos no pudieron alcanzarla hasta los años sesenta con sus submarinos
nucleares. En Kiel se construyeron 120 unidades de este modelo, de los cuales sólo tuvieron oportunidad de entrar en combate
10. Otros diez no llegaron a botarse. Nadie sabe dónde fue a parar el centenar restante, que aparentemente desapareció sin
que ningún buque o avión aliado apareciera como autor del hundimiento. La existencia real de estos submarinos fue algo exhaustivamente
comprobado por las autoridades aliadas a través de la documentación de los registros del material de construcción y por ciertas
piezas auxiliares. Uno de esos sumergibles, que había sido hundido por su propia tripulación fue recuperado por la armada
alemana, pudiendo ser actualmente admirado como pieza de museo en Kiel. Algunos creen que estos submarinos desaparecidos
sirvieron para transportar personal y material a una base secreta de la Antártida, donde los alemanes habrían construido un
“refugio inexpugnable”. Karl
Doenitz, quien, en enero de 1943, fue designado por Hitler para suceder a Raeder
como gran almirante, ocupando además el puesto de Jefe de Estado Mayor de la Kriegsmarine,
ese mismo año daría a conocer una sensacional novedad: “La flota submarina alemana
está orgullosa de haber establecido un paraíso terrestre secreto, una fortaleza inexpugnable para el Führer en un lugar del mundo”. La existencia de esta base daría lugar en 1947, dos años después de concluida
la Guerra, a una expedición de marcado carácter militar comandada por el almirante Richard
Byrd (USA), con una flota integrada por un portaaviones, un crucero, varias fragatas de choque de ¡cuatro mil marines!.
Número desproporcionado para una supuesta expedición geográfica. El almirante, que contaba con medios y tiempo ilimitados,
y en un principio había planificado permanecer ocho meses allí, después de perder varios aviones, a las ocho semanas tuvo
que abandonar apresuradamente la Antártida. ¿Qué ocurriría para que el almirante Byrd,
una persona nada pusilánime y con probada experiencia en expediciones, abandonara
su misión?. También queremos mencionar la extraña historia
de los submarinos alemanes U-530 y U-977
que se rindieron en Argentina. El 10 de julio de 1945, dos meses después del fin de la Guerra en Europa, se presenta de improviso
en el Mar de Plata el U-530, al mando del teniente de navío Otto Vermouth. Esto
llevó a muchos a la sospecha de que Hitler y otros dirigentes del Tercer Reich podían fácilmente haberse librado de la persecución de los aliados, por ejemplo, a bordo de cualquier
submarino. Pero es que el 17 de agosto del mismo año, es decir, más de tres meses después del fin de la Guerra, y bajo las
órdenes directas del capitán de corbeta Heinz Schaeffer, emergió el U-977. Muchos
investigadores han llegado a la conclusión de que estos submarinos formaban parte de un muy especial convoy de unidades submarinas
(todas ellas dotadas de un tubo respiradero, con un extremo que sobresale del agua durante la inmersión y es capaz de proporcionar
a los motores térmicos el aire que necesitan) que se dirigía a la Antártida. En una situación similar a las dos anteriores,
en el puerto de Talcahuano, situado junto a la ciudad de Concepción, en la VIII
Región Sur de Chile, habrían llegado, por una emergencia, una flotilla de poderosos submarinos alemanes de escolta, medio
extraviados en aguas del Pacífico, cuando se acercaba el fin de año de 1945. Las autoridades chilenas que tuvieron acceso
a conocer este incidente, en este caso, al contrario que en el caso de Argentina, no lo comunicaron a los USA y el caso no
llegó a ser conocido públicamente. Desde la expedición del almirante Byrd ha transcurrido más de medio siglo y, aparentemente, el objetivo de aquella fuerza de invasión se ha olvidado,
pero tal despliegue de medios hace sospechar algo importante. Actualmente, en las noticias diarias sólo se habla de la Antártida
en relación con el agujero en la capa de ozono, y aunque se mantienen algunas estaciones de investigación en su zona costera,
no se ha vuelto a hablar de expediciones al interior. 11- ¿Dónde está Hitler? En marzo de 1947 se publicó en Argentina un libro
con el título de “Hitler está vivo”. Su autor, Ladislao Szabó, habla en este libro de que Hitler se refugió en la
Antártida al fin de la Segunda Guerra Mundial. Según Szabó, los trabajos de construcción
de un refugio para el Führer se iniciaron a finales de 1940, en pleno verano antártico:
“Desembarcando aviones, tractores, deslizadores sobre la nieve y toda clase de
máquinas y material, prosiguieron sus tareas pacientemente, hasta que quedó terminado el Nuevo
Berchtesgaden de Hitler en la Antártida”. El escritor argentino, afirma que los submarinos alemanes desaparecidos
al final de la Guerra se dirigieron desde un punto de la costa de Noruega al “refugio
inexpugnable” de la Antártida. Los dos submarinos que acabaron apareciendo en las costas argentinas meses después
de acabada la Guerra, eran dos unidades que perdieron la comunicación con el resto del “convoy
fantasma” y acabaron separándose del grupo. En estos submarinos, la tripulación era el triple de la normal en tiempos
de guerra. Disponían gran cantidad de armamento pero no habían desarrollado ninguna actividad bélica durante su prolongada
permanencia en alta mar y tenían abundancia de víveres. La agencia de noticias Reuter difundió el 5 de
mayo de 1945 la siguiente noticia: “El cuerpo carbonizado encontrado por los
oficiales del ejército rojo y que ha sido examinado por expertos, no era el de Hitler. Un oficial del Estado Mayor ha afirmado
que se trata de un doble del cuerpo de Hitler”. El teniente general
Bedell Smith, jefe personal del General Eisenhower, y más tarde director de la CIA, dijo públicamente el 12 de octubre de
1945: “Ningún ser humano puede decir de forma concluyente que Hitler esté muerto”.
Y hasta el propio Eisenhower, en 1952, comentó: “Nosotros no hemos podido sacar
una pizca de evidencia tangible sobre la muerte de Hitler. Mucha gente cree que Hitler escapó de Berlín”. El 2 de diciembre de 1983, la publicación “Chriemgau Zeitung”, de Rosenheim, en el sur de Alemania, publicaba que en un
sector de Berlín, a causa de una explosión, se había hecho visible toda una red de calles y pasillos subterráneos que, partiendo
de la Cancillería de Hitler, conectaban con un sistema de bunkers, yendo a terminar
en el Aeródromo de Tempelhof. Se desconoce la extensión de estos pasillos pues
se hallan bloqueados por muros de cemento muy espeso, además de estar repletos de armamentos y explosivos acumulados allí
al finalizar la guerra en Berlín y que fueron los que provocaron la explosión. Según Miguel
Serrano, los trabajos de construcción de estos túneles fueron realizados por la organización Todt y dirigidos por Albert Speer, quien nunca los revelara, ni siquiera en sus memorias y a pesar de su traición. Las investigaciones
se llevarían a cabo por la Universidad Técnica de Berlín y por servicios especiales de inteligencia. Las calles subterráneas
permitían transitar a autos pequeños. Los expertos creen que el sistema de túneles, laberintos y bunkers fue construido para
facilitar la salida de Berlín a Hitler. Según esto, “se comprendería que ni Hitler ni Bormann ni ningún otro dirigente
del nacionalsocialismo habría necesitado escapar por las calles exteriores y cuán absurdas aparecen las declaraciones sobre
Bormann muerto al tratar de escurrirse del Bunker detrás de un tanque. Todas esas declaraciones fueron preparadas especialmente.
La conexión del Bunker de la Cancillería con el aeródromo de Tempelhof, a dos
kilómetros de distancia era directa y segura”. (“Adolf Hitler, el ültimo
Avatara”. Miguel Serrano). De esta manera, toda la versión oficial de los Aliados-Comunistas, sobre un Adolf Hitler desquiciado y acobardado suicidándose mediante un disparo en la cabeza en el Bunker de Berlín, carecería
de credibilidad, entendiéndose como propaganda de guerra. En los primeros tiempos inmediatamente posteriores al final de la
guerra no se creía en el suicidio de Hitler en el Búnker. En una encuesta realizada
en 1947 en USA, el sesenta por ciento de los encuestados manifestaban creer que estaba aún vivo. Varios libros le hacían aparecer
en Tíbet o, como hemos dicho, en la Antártida. Otto Skorzeny, oficial de los “Comandos
Especiales” de las Waffen-SS, es especialmente conocido por el rescate de Mussolini en la cumbre del Gran Sasso, donde
le tenían prisionero los militares de Badoglio, al final de la guerra. Participó también en la ofensiva de las Ardenas o en
la defensa del Vístula entre otras muchas batallas. Esperó en Berchtesgaden el arribo del Führer, pensando librar allí la última batalla y morir junto a él. Cuando todo hubo terminado, se entregó como
prisionero a los norteamericanos. Cuenta en sus libros que la pregunta obsesiva que sus interrogadores le hicieron era: “¿Dónde llevó a Hitler, dónde lo ocultó?”.
De Skorzeny podía creerse todo. ¿Quién mejor que él para sacar a Hitler de Berlín
y llevarlo a algún lugar secreto de la tierra?. Esto es lo que pensaban los Aliados, desde soviéticos a norteamericanos. Pero
Skorzeny no lo sabía y tampoco pensaba que Hitler
estuviera vivo. Sin embargo, ni los propios soviéticos creían que Hitler hubiera
muerto en el Búnker. Cuando los rusos entran en el Bunker de Berlín, hallan más de diez cadáveres repartidos en la vecindad
semicarbonizados, todos con restos de uniformes iguales a los de Hitler. Stalin
declaró al Secretario de Estado norteamericano de aquellos días, Cordell Hull: “Hitler no está muerto, está vivo en alguna parte. No hemos encontrado el cadáver
que pueda asegurarnos su muerte”. Es por esto que a finales de 1946,
los USA, envían la expedición militar y naval a la Antártida, bajo el mando del Almirante Richard Byrd, pues los Aliados estaban seguros de que Hitler se encontraba
en alguno de los “misteriosos oasis de aguas templadas”, descubiertos
en 1938 por la expedición alemana del capitán Alfred Ritscher, en las tierras
antárticas de la Reina Maud o Nueva Suavia. Se sabe que, desde luego, a principios de mayo
de 1945 todos los centros alemanes de investigación reciben la orden de destruir toda evidencia sobre proyectos de armas secretas
en desarrollo. Ya en aquella época está documentado que los alemanes eran poseedores del cohete A-9, capaz de mantener un astronauta en órbita permanente en torno a la Tierra. Los más de cien submarinos U-21, de los cuales está documentada su existencia, no fueron encontrados jamás. Su destino hubo de ser pues algún
lugar inaccesible del mundo y cómo no, nos atrevemos a pensar que su finalidad fue el transporte de material a las tierras
alemanas de la Antártida. Ahí, en tierras de Nueva Suabia libres de hielo, el Tercer Reich construyó en el mayor secreto,
una colonia en la que se instalaron miles y miles de personas especialmente escogidas según sus capacidades. La inaccesibilidad
de ese territorio, permitió a los nazis desarrollar los proyectos secretos del Tercer Reich. Desarrollaron su “otra
ciencia”, haciendo de ese lugar un ambiente hermoso de habitar, a la luz del sol de medianoche y de las místicas auroras
boreales... Si esto fuera así, tendríamos una explicación para estos OVNI tripulados por hombres de rasgos nórdicos, vistos
particularmente después de terminada la Segunda Guerra Mundial y también en la actualidad. Miguel Serrano,
máximo representante del Hitlerismo Esotérico nos habla de que la Tierra tendría una conformación diferente a la oficialmente
difundida, siendo que no es maciza sino es hueca y que Hitler y el Tercer Reich realizaron esfuerzos por entrar en contacto con esta tierra interior y el mundo de Agartha, tanto a través de los polos como a través de conducciones subterráneas de diversas partes del planeta,
como Akakor (en la Amazonía andina), el Tíbet y demás. El cada vez mayor convencimiento
de que existen aberturas polares que conducen a este mundo interior, hace también pensar en la posibilidad de que la expedición
de Ritscher llegara a descubrirlo. El mismo Miguel
Serrano, cuando viajó con una expedición científica chilena a la Antártida en 1947, tuvo contacto con un OVNI. El problema de los agujeros polares en la capa
de ozono y las investigaciones que se llevan a cabo en la actualidad nos sitúa directamente ante la cuestión de las aperturas
polares. Con motivo del Año Geofísico Internacional de 1957-58, el consenso entre los gobiernos de las dos potencias mundiales
de entonces USA y URSS, así como los de los países de Argentina, Australia, Bélgica,
Chile, Francia, UK, Japón, Noruega, New Zeland y Rep. Sudafricana, prevaleció el criterio del uso del continente “sólo
para fines pacíficos”, siendo desmilitarizado de una forma absoluta. ¿Cuáles fueron los motivos reales que obligaron
a los gobiernos mundiales a firmar este acuerdo en el cual además renunciaban a la explotación y el desarrollo del continente
antártico?. ¿Acaso fue la disuasión utilizada frente a las fuerzas del almirante Byrd
la que obligó a los gobiernos del mundo a retirarse de la Antártida?. Desde entonces, como hemos dicho anteriormente, en la
Antártida no existen más que unas cuantas bases de estudio científico situadas principalmente en islas y zonas costeras, permaneciendo
el interior del continente prácticamente desconocido, pese a que los medios oficiales mantengan la rutina de hablar de la
Antártida como de un continente habitual y totalmente explorado y conocido. Acabaremos este estudio sobre el nacionalsocialismo
y las armas secretas, mencionando la publicación de un artículo en el “Militärisches
Taschenlexikon –Fachausdrücke der Bundeswehr–“, que firman K. H. Fuchs y F. W. Kölper, publicado por
“Athenäum Verlag, Bonn”, en Bad Godesberg, en 1958. En la sección “Flieger”, de esta edición, dedicada
a las armas aéreas, según el léxico de las fuerzas militares de la Alemania Federal, se utiliza la palabra UFO, para referirse
a estos objetos volantes desconocidos (Unbekannte Fliegende Objekte-Unknown Flying
Objects). Y se revela que el Tercer Reich, en 1944 tenía listo un “objeto
volante”, en forma de disco, identificado como UFO, cuyo dibujo se reproduce de perfil y desde arriba. El “disco”,
se informa, podía volar a más de 2.000 kilómetros por hora y ascendía desde el suelo a más de doce mil metros de altitud en
pocos minutos. Esa nave increíble
nunca fue encontrada; pero hoy, desafiando la lógica y las leyes de la materia, se la ve surcar libremente los cielos, apareciendo
y desapareciendo en distintos puntos del planeta, especialmente en el sur de América y en la Antártida. |
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