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Ignacio
Ondargáin CAPÍTULO
VII. (Texto
revisado en diciembre de 2006) HITLER: EL FÜHRER DE 1- Juventud de
Adolf Hitler 2- 3- Origen del
movimiento político nacionalsocialista 4- El yoga de
5- Hitler guia
6- El ritual de
iniciación 7- Un miting en Nurenberg 8- El Reich de
los Mil Años 9- Esoterismo
y acción: la toma del poder del nacional socialismo 10-Miguel Serrano y
el “Hitlerismo esotérico” en la actualidad 1-
Juventud de Adolf Hitler Adolf Hitler nace en
Braunau del Inn (Austria) a las 18,30 horas del día 20 de abril de 1889. Es hijo del funcionario de aduanas Aloys Schicklbruber
(quien más adelante cambiará su apellido por el de Hitler) y de Klara Pölzl. La tarde de ese sábado
20 de abril las nubes se desplazaban monótonamente cubriendo totalmente el cielo de aquel lugar situado en la frontera de
los dos grandes estados alemanes. No llovía y el termómetro marcaba 7º. Klara Pölz dio a luz a un niño de aspecto débil, cabello
oscuro y ojos azules. Las primeras personas que le vieron fueron la comadrona Franziska Pointecker y Johanna Pölz, una hermana
soltera de Klara Hitler. Dos días más tarde, es decir, el lunes de Pascua, a las 15,15, el sacerdote católico Ignaz Prost
le bautiza, imponiéndole el nombre de Adolf. En noviembre de 1898,
cuando Adolf todavía no había cumplido los 10 años, su padre adquiere una casa en Leonding, en la ciudad austríaca de Linz,
a la cual se traslada en febrero de 1899. Durante mucho tiempo esta fue considerada como “la casa paterna del Führer”
y desde 1938 se convirtió en lugar de peregrinación, siendo visitada por miles de personas llegadas de todos los rincones
del mundo, quienes escribieron sus nombres en el libro preparado al efecto. Hitler conoció a dos
hermanos: Edmund y Paula. El primero, Edmund Hitler, nació en 1894, y murió con cinco años víctima del sarampión el 2 de febrero
de 1900. Paula Hitler nació en 1896 y murió en 1960. En Linz, el joven Adolf
descubre los relatos de Las óperas de Wagner
inspiradas por el grandioso universo musical que generan vinculado a las antiguas leyendas nórdicas, llaman desde bien joven
poderosamente la atención del joven idealista austríaco. Cuando Hitler ya había sido ungido Führer del Tercer Reich, August
Kubizek, su amigo de juventud, recordaba así un frío atardecer de otoño... “¡Fue el instante más impresionante vivido al lado de mi amigo! (...) Lo que más fuertemente ha quedado grabado
de mi amistad con Adolf Hitler no son sus discursos ni tampoco sus ideas políticas sino aquella escena nocturna en el Freinberg.
Con ello se había decidido de forma definitiva su destino. Es cierto que exteriormente se mantenía en su proyectada carrera
artística, sin duda por consideración a su madre; pues para éste se aparecía ciertamente como un objetivo más concreto cuando
decía que sería pintor artístico que si hubiera dicho: seré político. Sin embargo, la decisión de seguir por este camino tuvo
lugar en esta hora solitaria en las alturas que rodean la ciudad de Linz. (...) Era un atardecer frío en que anochecía temprano.
(...) Adolfo esta en la calle con su abrigo negro, el sombrero hundido sobre la frente. Me hace una seña, con impaciencia.
Esta noche se representa en el teatro Rienzi, una ópera de Richard Wagner, lo que nos tiene en una gran tensión”. Ya en la representación
de la ópera, en el teatro, Hitler y su amigo presencian cómo el pueblo de Roma es subyugado y sometido a la servidumbre y
al deshonor por la altiva y cínica nobleza. Entonces surge Rienzi,
un hombre sencillo y desconocido, el liberador del pueblo torturado y dice: “Pero si oís la llamada de la trompeta resonando en su prolongado sonido, despertad entonces, acudid todos aquí: ¡Yo anuncio la libertad a los hijos de Roma!” En un audaz golpe de
mano Rienzi libera Roma pero acabará siendo traicionado por sus propios seguidores quienes acaban asesinándolo. En la conjura para asesinarle,
los nobles dicen: “¿El populacho? ¡Bah! Rienzi es quien hizo de ellos caballeros, ¡quitadles a Rienzi, y será lo mismo que era antes!”. La chusma, excitada
por los mismos poderosos que abusan de ella y la oprimen, se lanza contra quien pretendía liberarla: Rienzi. Entonces, este
se dirige una vez más a la masa diciéndola: “¡Pensad! ¿Quién os hizo grandes y libres? ¿No recordáis ya el júbilo, con el que me acogisteis entonces, cuando os di la paz y la libertad?”. Mas ya nadie le escucha.
De sus propias filas salen los traidores y antes de que las llamas hagan presa en él maldice al pueblo por el que vivió y
combatió: “¿Cómo? ¿Es esta Roma? ¡Miserables! ¡Indignos de este nombre, el último romano os maldice! ¡Maldita. destruida sea esta ciudad! ¡Cae y púdrete, Roma! ¡Así lo quiere tu pueblo degenerado!” Conmovidos tras presenciar
la caída de Rienzi los dos amigos abandonan el teatro. Es media noche y la fría y húmeda niebla abraza las estrechas callejuelas
del centro. Hitler camina serio y concentrado en sí mismo, las manos profundamente hundidas en los bolsillos del abrigo. Se
dirigen hacia las afueras de la ciudad. Generalmente tras asistir a una representación de ópera, Hitler empezaba a hablar
y juzgar agudamente la obra, pero en este caso guarda silencio largo tiempo. Sorprendido por esta actitud, su amigo Kubizek
le pregunta por su parecer sobre la obra. Entonces Adolf le mira extrañado y casi con hostilidad le dice: -“¡Calla!” –Grita hoscamente. Los dos amigos se dirigen
a las afueras de la ciudad hacia las alturas del monte Freinberg. Hitler camina ensimismado delante de Kubizek, quien empieza
a sentir un ambiente que le mueve a inquietud. Hitler lleva el cuello del abrigo levantado y parece más pálido que de costumbre.
Siguiendo el camino, atraviesan por diversos prados dejando atrás la niebla gravitando sobre la ciudad como una masa abstracta. “¿Dónde quieres ir?” –quiere preguntar
Kubizek, pero la seriedad de su amigo le evita hacer la pregunta. Entonces Kubizek continúa el relato de lo acontecido aquella
noche: “Como impulsado por un poder invisible, Adolf asciende hasta la cumbre del Freinberg. Ahora puedo ver que no
estamos en la soledad y la obscuridad: pues sobre nuestras cabezas brillan las estrellas. Adolf está frente a mí. Toma mis dos manos y las sostiene firmemente. Es éste un gesto que no había conocido hasta
entonces en él. En la presión de sus manos puedo darme cuenta de lo profundo de su emoción. Sus ojos resplandecen de entusiasmo.
Las palabras no salen con la fluidez acostumbrada de su boca, sino que suenan rudas y roncas. En su voz puedo percibir cuán
profundamente le ha afectado esta vivencia. Lentamente va expresando lo que le oprime. Las palabras fluyen más fácilmente. Nunca hasta entonces, ni tampoco después
he oído hablar a Adolf Hitler como en esta hora, en la que estando tan solos bajo las estrellas, parecíamos las únicas criaturas
de este mundo. Me es imposible reproducir exactamente las palabras de mi amigo en esta hora. En esos momentos me llama la atención algo extraordinario, que no había observado jamás en él: al hablarme lleno de
entusiasmo, parece como si fuera otro Yo el que habla por su boca, que le conmueve a él mismo tanto como a mí. Pero no es,
como suele decirse, que un orador es arrastrado por sus propias palabras. Al contrario, tengo más bien la sensación de que
él mismo vive con asombro y emoción incluso lo que con fuerza elemental surge de su interior. No me atrevo a ofrecer ningún
juicio sobre esta observación. Pero es como un estado de éxtasis, un estado de total arrobamiento, en el que lo que vivido
en Rienzi, sin citar directamente este ejemplo y modelo, lo sitúa en una genial escena, más adecuada a él, aun cuando en modo
alguno como una simple copia de Rienzi. (...) En imágenes geniales, arrebatadoras, desarrolla ante mí su futuro y el de su
pueblo. Hasta entonces había estado yo convencido de que mi amigo quería llegar a ser artista, pintor, para más exactitud,
o tal vez también maestro de obras o arquitecto. (...) Ahora, sin embargo, habla de una misión, que recibirá un día del pueblo,
para liberarlo de su servidumbre y llevarlo a las alturas de la libertad. (...) El silencio sigue a sus palabras. Descendemos
de nuevo hacia la ciudad. De las torres llega hasta nosotros la hora tercera de la mañana. Nos separamos delante de mi casa.
Adolfo me estrecha la mano en señal de despedida. Veo, asombrado, que no se dirige en dirección a la ciudad, camino de su
casa, sino de nuevo hacia la montaña. -¿Adónde quieres ir? –Le pregunto asombrado. Brevemente replica: -¡Quiero estar sólo!. Le sigo aún largo tiempo con la mirada, envuelto en su obscuro abrigo, descendiendo sólo por las calles nocturnas y
desiertas”. Treinta años más tarde,
en 1939, Hitler y Kubizek se encontraron en casa de la señora Wagner en Bayreuth. En la reunión el Führer dirigiéndose a la
señora Wagner, afirma Kubizek, relató aquella escena vivida en Linz, tras lo cual dijo gravemente: - “En aquella hora empezó”. Aquellos años en los
que el joven Adolf descubría la magia del mundo del mito y el misterio en las gloriosas evocaciones musicales de Wagner y
otros autores germanos, le marcaron igualmente por la dura realidad cotidiana de este mundo. En enero de 1903 muere
su padre, cuando el joven Adolf apenas tiene 13 años y su madre muere el 21 de diciembre de Si bien en mayo y junio
de 1906 Hitler se había hospedado por primera vez en Viena, será tras la muerte de su madre y después de arreglar todo lo
relacionado con la herencia cuando Hitler se traslade definitivamente a Viena. a Cuando Kubizek ha de
cumplir con el servicio militar obligatorio, Hitler cambia de domicilio, pasando a vivir en varias residencias de la capital
austríaca. Durante este tiempo trabaja ocasionalmente de peón en la construcción y dibuja, pinta cuadros, carteles de publicidad
y propaganda, proyecta edificios y ejecuta relieves en paredes. Reinhold Hanisch se encargaba de venderle los cuadros hasta
que Adolf le denunció por estafa. Al romper con Hanisch,
Hitler se dedica a vender sus propios trabajos. Solía trabajar por las mañanas; pinta un cuadro al día y los vende por la
noche, entregándoselos él mismo a sus clientes (mecenas judíos, profesores y comerciantes). Los cuadros le proporcionan
el suficiente dinero como para permitirle renunciar a favor de su hermana Paula, en mayo de El 24 de mayo de 1913,
Hitler abandona Viena y marcha a Munich, donde alquila una habitación en casa de un sastre y comerciante llamado Josef Popp.
En este domicilio vivirá hasta el comienzo de la guerra. El 1 de agosto de 1914
empieza la primera guerra mundial y el 16 del mismo mes, Hitler se presenta voluntario en el regimiento de infantería 16. 2-
Según se ha podido comprobar,
Hitler fue un soldado valiente y cauteloso que mereció las alabanzas de varios
jefes, además de un buen camarada. Sus enemigos políticos de la época de Weimar extendieron el rumor –repetido obsesivamente
después de 1945– de que habría llevado injustamente “...Me ascendieron
a cabo y milagrosamente conseguí salir sin un rasguño; después de tres días de descanso seguimos avanzando, luchamos en Messines
y Wytschaete. Allí atacamos dos veces, pero las cosas eran más difíciles cada vez. En mi compañía sólo quedaban ya 42 hombres
y en la undécima, 17. Afortunadamente, llegaron tres transportes con 1.200 hombres de reserva. en el segundo combate ya me
propusieron para Janet Flanner, un periodista
de los años 30 publicaba una entrevista concedida por Hitler en la que este relataba una experiencia vivida durante las mortíferas
batallas de Tras cuatro años de
guerra y terribles batallas en los frentes occidentales del Reich, principalmente en Flandes, Alsacia y Francia, el cuatro
de agosto de 1918 Hitler es Distinguido con El 15 de octubre del
mismo año sufre un envenenamiento ocular por gas en Pero el 7 de noviembre
de ese año de 1918, Alemania capitulaba cuando todos los frentes bélicos se hallaban fuera de sus fronteras. Es decir, la
capitulación alemana no se debió a una derrota militar sino exclusivamente a la traición llevada a cabo desde dentro por políticos
“alemanes” vendidos al enemigo de la nación. El valor y la camaradería
militar de Adolf Hitler están perfectamente documentados. En la primavera de 1922, es decir, en una época en la que no existía
interés personal alguno en ensalzar a Hitler, el teniente coronel Lüneschloss,
el general de brigada Friedrich Petz, el coronel Spatny, antiguo comandante del Regimiento de Infantería nº 16, y un caballero
de 3-
Origen del movimiento político nacionalsocialista Vamos a ver ahora cómo,
desde sus modestos orígenes, Hitler llegó a convertirse en líder indiscutible del movimiento nacionalsocialista y finalmente
en Führer del Tercer Reich. Nos situamos en el tiempo inmediatamente anterior al surgir del Partido Nacional Socialista de
los Trabajadores Alemanes (N.S.D.A.P.), el cual tiene su origen en una de tantas
asociaciones (bund) en las que el pueblo alemán tendía a organizarse de forma
natural. En este caso se trataba de En mayo de 1914, 4-
El yoga de Pero será en 1916 cuando
De estas primeras experiencias
extrajo el núcleo de una enseñanza iniciática que perfeccionó durante los años posteriores en Constantinopla, donde estuvo
al servicio de Hussein Pasha como superintendente de sus propiedades. Sebottendorff entró a formar parte de una logia del Rito de Memphis y creó un sistema de meditación y respiración
con técnicas de posicionamiento de las manos y el cuerpo. Su actividad espiritual se nutrió también de la antigua sabiduría
egipcia, porque ya en 1900 había visitado la pirámide de Keops en Giza, estudiando su significado cosmológico y numerológico
y aproximándose así a la gnosis oculta de la teocracia faraónica. Poco a poco, Sebottendorff
llegó a la conclusión de que runas y misticismo islámico tenían un origen común y, a partir de esta idea, continuó sus estudios
elaborando una especie de yoga silábico, en el cual después de haber adoptado ciertas posturas físicas especiales y realizando
una respiración controlada, se recitaban ciertas sílabas místicas (mantras). Su sistema se proponía acumular la mayor fuerza
cósmica posible dentro del cuerpo y dirigirla a unos puntos concretos para captar sabores y olores sutiles, hasta acceder
a la percepción de la “sombra negra”. Este logro señalaba el comienzo de una nueva vida espiritual y se ritualizaba
dando al discípulo un grado iniciático. El paso siguiente lo conducía a niveles superiores de meditación, hasta alcanzar la
visualización interior de los colores, con un sistema inspirado en los Ejercicios
espirituales de san Ignacio de Loyola, que también fue una de las fuentes
espirituales en las cuales se inspirarían para diseñar el sistema de meditaciones de las SS,
en el castillo de Wewelsburg. Todas estas técnicas habían tenido como objetivo
el perfeccionamiento del individuo para conseguir su conversión en un ser espiritual completo, según la misma enseñanza, entre
otras, de la masonería turca. Así como la masonería occidental se hallaba bajo dominio del judío, la masonería turca, no lo
estaba, conteniendo mucho del conocimiento antiguo. En 1913 Sebottendorff regresó a Alemania y se afilió a En su libro “Antes que Hitler llegara” (1933), Sebottendorff afirmó
que las obras de List y Liebenfels
“eran un inestimable patrimonio de datos digno de tenerse en cuenta, a pesar
de su mística a ultranza” y sostuvo que Philipp Stauff, conocido por
sus investigaciones rúnicas, había reunido en Las ceremonias importantes
se realizaban durante los solsticios, como era costumbre entre los antiguos germanos, y el emblema de esta sociedad incluía
una esvástica, según las enseñanzas de la ariosofía. Los adeptos de 5-
Hitler guía El 18 de agosto de 1918
la logia bávara de Entre los invitados
de Pero, ¿cómo llegó Hitler a Hitler quedó vivamente impresionado por las ideas
del nuevo partido –que estaban en perfecta sintonía con las suyas– y presentó a sus superiores un informe favorable.
Volvió a visitar el grupo y se inscribió en el mismo como afiliado número 7. Poco tiempo después asumía la presidencia y la
organización acabó adoptando el nombre de Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (N.S.D.A.P.). Llegados a este punto
disponemos elementos para afirmar que Sin embargo, no cabe
duda de que Sebottendorff y otras personalidades de Probablemente las largas
conversaciones que mantenía con Hitler regularmente le permitieron transmitirle
sus conocimientos. Estaba convencido de que la raza aria había de mantener una guerra terrible en todo el mundo contra las
razas animales y los subhombres. El destino escatológico del mundo, se realizaría a través de la victoria final de la raza
aria, única portadora de la salvación espiritual. En Haushofer frecuentó a Hitler durante el periodo de su detención en Landsberg, donde éste
había sido recluido por su participación en el fallido Putsch de Munich. Es difícil
creer que Haushofer no le hubiera hablado de lo que era su pasión, es decir, de
la búsqueda de Agartha y de la sabiduría tibetana, la cual bebe de fuentes arias.
Las misiones en el Tíbet de la sección Ahnenerbe de las SS, encargada de realizar
una variedad de secretos estudios científicos, antropológicos y ocultistas, y el posible hallazgo de cadáveres de tibetanos
en el búnker de Berlín en mayo de 1945 parecen confirmar que Hitler compartía
estas ideas. Las visitas de Haushofer a la prisión obedecían a que allí compartía
celda con Hitler otra personalidad que formaba parte de Rudolf Hess había nacido en Alejandría (Egipto) el
26 de abril de 1894 y era hijo de un comerciante bávaro. En 1908 era alumno del “Pädagogium” de Godesberg-am-Rhein.
De Desde estos primeros
años, el nacionalsocialismo alemán irá adquiriendo cada vez más fuerza hasta convertirse en el único poder de Alemania. 6-
El ritual de iniciación Indagando sobre el carácter
religioso de 7- Un miting en Nurenberg Louis Bertrand, académico francés simpatizante con
la causa nacionalsocialista (hizo el saludo brazo en alto en 8-
El Reich de los Mil Años A lo largo de las épocas,
iluminados, filósofos y sabios han anunciado el Paraíso Terrestre, o vaticinado el retorno al caos y la destrucción de la
ciudad terrestre, verdadero reino de Satanás. En el ámbito de la ideología de los reyes, las profecías anuncian la encarnación
de Mitra (divinidad de origen ario-iranio) en un Salvador-Rey que gobernará mil
años. En la época medieval, vino a añadirse a estos mitos el del Gran Monarca Imperial, soberano que debía reinar sobre toda
la cristiandad e imponer la paz final precediendo sobre la tierra la venida de Cristo
Rey. En España, en Francia, y sobre todo en Alemania, hubo monarcas poderosos dispuestos a acoger favorablemente tales
predicciones, que sólo podían favorecer las tentativas de restauración imperial. Por el contrario, el Papado siempre ha visto
con malos ojos a estos profetas que ponían en peligro sus privilegios y su misión “apostólica”. El “cesaropapismo”
fue siempre considerado por Roma como el peor enemigo de El enfrentamiento entre
el emperador y el Papa es un reflejo de esta guerra esencial en el que las más de las veces Federico II, emperador desde Tras la muerte de Federico II (1250), la leyenda se centró en él, recordándole como el emperador dormido
que aguarda en el interior de una montaña el tiempo de despertar y de restituir el imperium. Luego, en el siglo XVI, el emperador
dormido se convirtió en Federico Barbarroja. “Desde entonces, para los alemanes, el emperador prometido duerme en las profundidades de una gruta de Turingia. Está
sentado ante una mesa de piedra, y, dado que duerme, su barba rodea ya varias veces el contorno de la mesa. En ocasiones se
despierta para preguntar al pastor que le vela: “¿Vuelan todavía los cuervos alrededor de la montaña?”, y el pastor
responde tristemente: “Sí.” El emperador reemprende entonces el sueño secular, esperando el día en que conducirá
a Alemania a la cabeza de todos los otros pueblos”. “Entonces, el Reich
que durará mil años abarcará toda Europa”, como subraya Eric Muraise,
“la leyenda del emperador dormido adquirirá una nueva magnitud cuando se apoye
en la transposición poética de la leyenda del Graal (Grial), copa santa, cuya revelación purificará y unirá toda la cristiandad
desmembrada”. 9-
Esoterismo y acción: la toma del poder del nacional socialismo Como hemos visto, el
nacimiento del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP)
está ligado a 10-
Miguel Serrano y el Hitlerismo Esotérico en la actualidad Miguel Serrano, miembro activo del movimiento nazi
chileno, es una personalidad clave en el movimiento nacionalsocialista actual. Nació en 1917, y durante En una entrevista (revista
AÑO CERO, marzo de 2003), a la pregunta de “¿Cómo describiría la dimensión mística
del Führer?”, Serrano contesta
que “Tal y como lo hizo el profesor Jung,
quien comparó a Hitler con Mahoma.
También como Savitri Devi, quien lo declaró un avatara. Krishna fue un avatara; hay quienes afirman que también lo fue Buda.
Es decir, como la encarnación de una divinidad que viene a abrir o cerrar una época en la historia de la humanidad.” |
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