Ignacio Ondargáin NACIONALSOCIALISMO.
Historia y Mitos Capítulo II.a (Texto revisado en
diciembre de 2007) JEHOVÁ,
DIOS DE ISRAEL 1- Origen del culto a Jehová, dios de Israel 2- La Creación de Jehová 3- Los sacrificios de Jehová “Entonces los judíos de Cyrene (en la actual
Libia) escogiendo como jefe a Andreas, mataron
a romanos y griegos y devoraron sus cuerpos, bebieron su sangre, vistieron las pieles que les desollaron y aserraron a muchos
por la mitad de la cabeza; algunos fueron tirados a bestias salvajes y a otros se les obligó a matarse entre ellos luchando
en combate. En total mataron 220.000 personas. En Egipto hacían muchas cosas similares, también en Chipre, que llevó por ellos
el nombre de Artemión; allí se mataron otros 40.000”. Dio Cassius: 78º Libro
de Historia. Capítulo 32. 1-
Origen del culto a Jehová, dios de Israel El Moloch es un ente
adorado como dios del fuego, origen de Saturno y Cronos, es decir, Dios Uno de Si bien hubieron diferentes
culturas que desarrollaron cada una sus respectivos cultos a Moloch, el Demiurgo es sólo “Uno”. Otras denominaciones
de Moloch según el dialecto utilizado son: Molok, Molek o Melek. Según el gnosticismo,
el judaísmo es el culto unificado a Moloch, bajo la denominación de Jehová. El judío reclama legítimamente ser el “pueblo
elegido” del “Dios” creador (o causante) de este mundo. La palabra Molech no representa la pronunciación
original del nombre hebreo sino que es la vocalización del griego Moloch. Una vez instalado en
Palestina, el judío sacrificaba los primogénitos en su particular culto a Moloch en el Valle de Hinnom, al sureste de Jerusalén.
Mediante un oscuro pacto satánico, Moloch-Jehová selló el Pacto que conformó definitivamente al judío como su “pueblo
elegido”, enseñándole a no rendir holocausto o sacrificio de sangre más que a Él mediante el culto renovado. Los sacrificios al “dios
sol” tienen un origen que se halla perdido en las nieblas del tiempo. Su intención es reavivar el fuego solar y se fundamenta
en el hecho de que Jehová, como Saturno, como toda su Creación, necesita devorar a “sus hijos” para mantener su
vigor. En Cartago, Moloch estaba representado por una enorme estatua de bronce con cabeza de toro. La estatua estaba
hueca y dentro ardía un fuego que coloreaba a Moloch de un color rojo vivo. Las ofrendas, es decir, los niños y demás víctimas
eran colocados en las manos de la estatua. A través de un “ingenioso” sistema, las manos se elevaban hasta la
boca (como si el Moloch estuviera comiendo) y las víctimas caían en el fuego donde eran consumidos por las llamas. Las gentes
reunidas ante el Moloch bailaban al son de flautas y tambores que amortiguaban los gritos de terror y de dolor de las víctimas. Como hemos explicado,
en la antigüedad existían muchos cultos diferentes a Moloch. Finalmente, Moloch-Jehová conformó y “santificó”
mediante un pacto a su Pueblo Elegido para hacer de él una “nación santa”. El dios Creador del mundo material,
Jehová, les ha creado de su propia naturaleza del barro de la tierra para ser su “pueblo santo” y su representante
en la tierra. 2-
“En el principio Jehová crea los cielos y la tierra...” (Génesis 1, 1) Jehová es el dios, el
Demiurgo Creador del mundo material. “Y Jehová procedió a formar al hombre del barro y a soplar en sus narices el aliento de vida y el hombre vino
a ser alma viviente”. El Demiurgo crea al hombre del
barro y le insufla su aliento dándole el alma-animal; crea el animal-hombre. He aquí al “orco” del Señor de los
Anillos, creación del barro, emanación del aliento de Jehová. Pero la serpiente (Lucifer)
resultó ser la más cautelosa de todas las bestias salvajes del campo. Y dirigiéndose al hombre le dijo: “Positivamente no morirán si comen del árbol del conocimiento del bien y del mal. Sabe Jehová que en el mismo día que coman de él se les abrirán los ojos y
tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”. Entonces, al comer del
fruto del árbol, a Adán y Eva se les abrieron los ojos y empezaron a darse cuenta de que estaban desnudos. Aquí se nos indica cómo
la serpiente había introducido en el hombre, en algunos hombres, un veneno que lleva a despertar la esencia inmortal que se
halla más allá de Habiendo despertado,
la naturaleza divina del hombre empieza a percibir la esencia satánica de Y Jehová los maldice
expulsándolos del Jardín del Edén 3-
Los sacrificios de Jehová Más adelante, en la
historia de Caín y Abel podemos ver cómo Jehová ve con desagrado las ofrendas de vegetales mientras aprecia agradables los
crímenes rituales y degollamientos de Abel: “Entonces Adán tuvo coito con Eva y ella quedó en cinta. Con el tiempo ella dio a luz a Caín y más tarde volvió
a dar a luz a su hermano Abel. Abel llegó a ser pastor de ovejas, pero Caín se hizo cultivador del suelo. Y al cabo de algún tiempo aconteció que
Caín procedió a traer algunos frutos del suelo como ofrenda a Jehová. Pero en cuanto a Abel, él también trajo algunos primogénitos
de su rebaño , aún sus trozos grasos (agradables como ofrenda
sacrifical a Jehová). Ahora bien, aunque Jehová miraba con favor a Abel y su ofrenda
(sacrificio de sangre), no miraba con ningún favor a Caín ni su ofrenda”
(vegetales). Tras la historia del
Diluvio, común entre todos los pueblos del mundo, en la biblia judía hallamos el primer sacrificio agradable a Jehová: “Y Noé empezó a edificar un altar a Jehová y a tomar algunas de las bestias limpias
(prescritas según Jehová) y de todas las criaturas voladoras limpias y a ofrecer
ofrendas quemadas sobre el altar. Y Jehová empezó a oler un olor conducente a descanso...”.
Jehová halla satisfacción y “descanso” en el degüello, desangrado y en el holocausto de víctimas en su altar. La biblia judía es un
manual de sacrificios en el que se detalla a la perfección el crimen ritual por degollamiento y el holocausto (por el fuego)
agradable a Jehová que llevan a cabo los sacerdotes judíos. En Génesis 22, Jehová solicita a Abraham que le entregue su hijo
primogénito: “El dios Jehová puso a prueba a Abraham y le dijo: ¡Aquí estoy!. Toma, por favor, a tu hijo, a tu hijo único
a quien amas tanto, a Isaac, y haz un viaje a tierra de Moria, y allí ofrécelo como ofrenda quemada (holocausto) sobre una de las montañas que yo te
designaré”. Abraham, habituado a
las exigencias de su “dios”, no se sorprende lo más mínimo, obedece y se pone manos a la obra. Entonces, tras marchar
tres jornadas por tierras semidesérticas Isaac dice a su padre: “Padre, aquí
están el fuego y la leña, ¿pero dónde está la oveja para la ofrenda quemada (holocausto)?. A lo cual Abraham dijo: “Jehová se proveerá la oveja para la ofrenda
quemada (holocausto), hijo mío. Y ambos siguieron andando juntos”. Finalmente, habiendo
llegado al lugar designado por Jehová, Abraham edifica un altar poniendo en orden la leña y atando de manos y pies a su hijo
primogénito lo pone sobre el altar, encima de la leña: “Entonces Abraham extendió
la mano y tomó el cuchillo de degüello para matar a su hijo”. Entonces el ángel de
Jehová se puso a llamarlo desde los cielos diciendo: “¡Abraham, Abraham!. No
extiendas tu mano contra el muchacho y no le hagas nada, porque ahora sé de veras que eres temeroso de dios, puesto que no
has retenido de mí a tu hijo único”. Este texto nos indica
que el sacrificio humano, concretamente el del hijo primogénito, era práctica conocida por Abraham. Como sabemos, el hijo
primogénito es la víctima preferida del Moloch. Esta obsesión de Jehová
por el degollamiento del primogénito podemos verla repetida en la biblia judía en el libro del Éxodo 13:1: “Jehová habló a Moisés y le dijo: Conságrame todo primogénito; las primicias del seno materno entre los hijos
de Israel, tanto de los hombres cuanto de los animales, mías son”. En Exodo 22:28, Jehová
le dice al judío: “No diferirás la ofrenda de tu cosecha y de tu vino nuevo;
me darás el primogénto de tus hijos. Así harás con el primogénito de tus vacas
y tus ovejas; quedará siete días con su madre, y al octavo me lo darás”. Jehová exige a los primogénitos de las
vacas, ovejas y humanos para el ritual por degollamiento, desangrado y holocausto. Existen numerosas citas
más de la biblia judía en las que Jehová reclama sacrificios humanos equiparándolos a los animales. (Ver: Exodo 22:29,30;
Exodo 13:2). En Levítico 27:28 leemos: “Nada de aquello que se consagra a Jehová
por entero, sea hombre o animal o campo de propiedad, podrá ser vendido ni rescatado;
cuando una persona es dada por entero a Jehová, es cosa santísima. Nada consagrado por entero podrá ser rescatado, habrá de ser muerto”. En el libro de Jueces
11:29, podemos leer con toda claridad la “normalidad” con que el texto judío relata el asesinato por el judío
Jefté de su propia hija como víctima en el altar de Jehová. Dice así: “El espíritu
de Jehová fue sobre Jefté, y pasando por Galaad y Manasés, llegó hasta Masfa de Galaad, y de Masfa de Gallad pasó a la retaguardia
de los hijos de Ammón. Jefté hizo voto a Jehová diciendo: Si pones en mis manos a los hijos de Ammón, el que, al volver yo en paz salga de las puertas de mi casa a mi encuentro,
será para Jehová, pues se lo ofreceré en holocausto. Avanzó Jefté contra los
hijos de Ammón y se los dio Jehová en sus manos, batiéndolos desde Aroer hasta según se va a Menit, veinte ciudades, y hasta
Abel Queramim. Fue una gran derrota, y los hijos de Ammón quedaron humillados ante los hijos de Israel. Al volver Jefté a
Masfa, salió a recibirle su hija con tímpanos y danzas. Era su hija única, no tenía más hijos ni hijas. Al verla rasgó las
vestiduras...”. Jefté dijo a su hija: “he abierto a Jehová mi boca sobre ti y no puedo volverme atrás”. Quería decirla que la había prometido
a Jehová en sacrificio. Ella dijo: “Padre mío, si has abierto tu boca a Jehová,
haz conmigo lo que de tu boca salio, pues te ha vengado Jehová de tus enemigos, los hijos de Ammón (...) Pasados los dos meses,
ella volvió a casa y Jefté cumplió en ella el voto que había hecho”. En
definitiva, Jefté degüella a su hija, la desangra y la ofrece en holocausto en el altar de Jehová. El texto judío propone
la actuación de Jefté como ejemplo de lo que ha de hacer un alma “piadosa y temerosa de Dios”. No hay la más mínima
duda de que Jehová, el demiurgo causante del mundo material es un ser del bajo astral que se alimenta del derramamiento de
sangre en crimen ritual y del humo del holocausto. Es el mismo Satanás y a “Él”, dios de este mundo, rinden culto
y adoran tanto el judaísmo como las diversas iglesias cristianas; todos cultos satánicos. Veamos ahora el ritual
sobre el que Jehová establece el Pacto con su Pueblo Elegido. Libro del Éxodo 29 de
la biblia judía: “Toma un toro joven y dos carneros sanos y pan no fermentado y tortas
anulares no fermentadas mojadas ligeramente con aceite y galletitas delgadas no fermentadas, untadas con aceite”. (...). “Ahora tienes que presentar
el toro delante de la tienda de reunión y Aarón y sus hijos tienen que poner sus manos sobre la cabeza del toro. Y tienes que degollar el toro delante de Jehová, a la entrada de la tienda de reunión. y tienes que tomar parte de la sangre del toro y con tu dedo ponerla sobre los cuernos del altar, y toda la demás sangre la
derramarás sobre la base del altar. Y tienes que tomar toda la grasa que cubre los intestinos y el apéndice que está sobre
el hígado y los dos riñones y la grasa que está sobre ellos, y tienes que hacerlos
humear sobre el altar. Pero la carne del toro y su piel y su estiércol los quemarás con fuego fuera del campamento. Es
una ofrenda por el pecado. Entonces, tomarás uno de los carneros y Aarón y sus hijos tienen que poner
sus manos sobre la cabeza del carnero. Y tienes que degollar el carnero y tomar su sangre y rociarla en derredor sobre el
altar. Y cortarás el carnero en sus trozos y tienes que lavar sus intestinos y sus canillas y poner sus trozos uno contra
otro y así hasta su cabeza. Y tienes que hacer humear el carnero entero sobre el altar.
Es una ofrenda quemada a Jehová, un olor conducente a descanso. Es una ofrenda
hecha por fuego (holocausto) a Jehová. Enseguida tienes que tomar el otro carnero, y Aarón y sus hijos tienen que poner sus manos sobre la cabeza del carnero.
Y tienes que degollar el carnero y tomar un poco de su sangre y ponerla sobre
el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y sobre el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos y sobre el pulgar de la mano derecha
de ellos y sobre el dedo gordo de su pie derecho, y tienes que rociar la sangre en derredor sobre el altar. Y tienes que tomar
un poco de la sangre que está sobre el altar y un poco de aceite de la unción, y tienes que salpicarlo sobre Aarón y sus prendas
de vestir y sobre sus hijos y las prendas de vestir de sus hijos con él, para que verdaderamente sean santos él y sus prendas
de vestir y sus hijos y las prendas de vestir de sus hijos con él. Y me verás presentarme allí (ante los cadáveres)
a los hijos de Israel, y él ciertamente será santificado por mi gloria. Y de veras
santificaré la tienda de reunión y el altar, y santificaré a Aarón y sus hijos para que me hagan trabajo de sacerdotes. Y
ciertamente residiré en medio de los hijos de Israel, y ciertamente resultaré ser su dios. Y ciertamente sabrán que yo soy
Jehová su dios, que los sacó de la tierra de Egipto para residir en medio de ellos. Yo soy Jehová su dios. Toda la biblia judía
detalla cómo realizar los sacrificios y holocaustos a Jehová: “Luego acercó el carnero de la ofrenda quemada, y entonces Aarón y sus
hijos pusieron las manos sobre la cabeza del carnero. A continuación Moisés lo degolló y roció la sangre en derredor sobre
el altar. Y cortó el carnero en sus trozos y procedió Moisés a hacer humear la cabeza y los trozos y el sebo... Era una
ofrenda quemada para un olor conducente a descanso. Era una ofrenda hecha por
fuego a Jehová, tal como Jehová había mandado a Moisés”.
(Levítico 8, 18). Acaban los rituales
siempre con la misma fórmula: “Un sacrificio para un olor conducente a descanso. Era una ofrenda hecha por fuego a Jehova”. Una ofrenda hecha por fuego,
es decir, un holocausto. La biblia judía es un
documento mediante el cual Jehová establece un pacto con una casta sacerdotal. En ese libro se detalla el método de realizar
los sacrificios a Jehová y, además, se establece que toda la “humanidad” no-judía está compuesta por animales
igual al resto de las bestias y por tanto, son sujeto de sacrificio, ofrenda agradable “conducente
a descanso” en el altar de Jehová. Una de las principales
celebraciones de los judíos es el Purim. Esta fiesta es una celebración de odio contra Haman, según la historia que se halla
escrita en el Libro de Esther del “Antiguo Testamento”. El cuento, que como toda la “biblia judía”
es una invención que refleja el modus operandis y el “ideal” judío, dice que Xerxes, Rey de Persia, tuvo como
amante a una judía, Esther, y que la hizo su Reina en el lugar de su esposa. Haman, hermano del Rey, se quejó ante él de la
conducta de los judíos diciendo que no respetaban las leyes y obtuvo del Rey una orden para ajusticiarlos. Esther, suplicándole
al Rey, acordó con él de convocar a Haman a un banquete. Allí Hoy día el ritual sigue
derramándose como en aquella jornada mítica. Los judíos celebran su fiesta del Purim atiborrándose de pasteles y lanzando
maldiciones a la memoria de Haman; los panaderos judíos hacen con ingredientes secretos pasteles con forma de orejas humanas
que son comidas ritualmente por los judíos en este día y las llaman “Orejas de Haman”. Los dos días de fiestas
principalmente asociados con el Sacrificio Ritual son el Purin y el Passover. En los asesinatos políticos
como el del Zar y su familia y de otros rusos, puede hallarse el rastro del Crimen Ritual. Igualmente hay informes prohibidos
que apuntan a que en el Juicio de Nürnberg, las víctimas sufrieron este mismo tipo de Ritual. |
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