01- NACIONALSOCIALISMO Y EL MITO DE LA ATLÁNTIDA,
EL CONTINENTE PERDIDO
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Ignacio Ondargáin NACIONALSOCIALISMO. Historia y Mitos CAPÍTULO I. (Texto
revisado en diciembre de 2006) EL
CONTINENTE PERDIDO 1. Introducción 2. 3. El hombre de Cromagnon 4. Los creadores de la civilización egipcia 5. Los guanches (Canarias) 6. 7. Los dioses blancos en América 8. La pérdida de la integridad racial y el hundimiento de 9. Recuerdos de “Lo que para la multitud es luz, es tiniebla para el
sabio. Y lo que a la multitud le parece negro como la noche, es luz
meridiana para el sabio”. (BHAGAVAD
GITA) “... Que es más hermosa la locura
que procede de la divinidad que la cordura que tiene su origen en los hombres”. (FEDRO
O DE 1- Introducción La
historia se convirtió en leyenda y la leyenda en mito. Sabemos
que este estudio se centra en una cuestión que origina posiciones crispadas y enfrentadas las más de las veces. Si nos-otros
también adoptáramos esa actitud, se nos haría imposible hacer algo serio y sincero: nunca llegaríamos a liberarnos de la perversa
dinámica con que es enfocado el tema. Tratando de ser fieles al conocimiento, nuestra intención no ha sido pintar la realidad
de uno u otro color. Hemos acumulado, ordenado y expuesto datos tratando de hacerlo de una forma clara y esquemática. El misterio
deja de ser misterioso cuando llega a conocerse. En fin, este es tan sólo un trabajo que en principio lo hice para mí mismo,
para aclararme yo mismo de qué iba todo esto y que ahora, “con la ayuda del hado”,
lo pongo a disposición de todos vosotros. Sé que, en el fondo, todo este misterio no consiste más que en “recordar”
algo que había quedado como olvidado junto a una fuente... y ese “algo”, o alguien, siempre supo que volveríamos
cuando la sed mortal provocada por este mundo inerte de “muertos que entierran
a muertos”, se nos hiciera insoportable... Siempre ha sido así y por esto mismo tiene tanta importancia el mito:
viaje al centro de la tierra donde, de las entrañas de Empezaremos
situándonos en los mágicos imperios perdidos del pasado y trataremos de recuperar sus tesoros y sus secretos, en definitiva:
resucitar el mito. En aquel remoto pasado olvidado e ignorado por el común de los mortales, hallamos el “primer poder temporal”. Era aquella una tierra habitada por seres superiores que participaban de
la divinidad, dioses que mediante su virtud y su poder dominaron la tierra, transformándola y levantando hermosos imperios
con realizaciones increíblemente audaces. La belleza interna y externa y la justicia, en tanto que reflejo esta de la claridad
de discernimiento, gobernaba el mundo. La salud y la armonía de formas de mente y cuerpo les confería a estos seres superiores
nobleza, haciéndoles su vida en este mundo algo digno de ser vivido con alegría y firmeza, en el conocimiento de la verdadera
naturaleza de las cosas. Aquello que eran ellos mismos en esencia y en su naturaleza física, era lo que obraban en el mundo,
como un reflejo. Un
reino de dioses regido por la belleza, la justicia... un sistema perfecto... o casi perfecto. Pero todo aquel mundo, un día,
en una sola noche, desapareció, dejándonos tan sólo ruinas imposibles y leyendas fantásticas... y el manto putrefacto de la
muerte extendió su pobredumbre por el mundo ocultando la verdadera luz a los ojos de los hombres mortales: muertos que entierran
muertos. Dice
Jean Robin en “Operación Orth”
que “el primer poder temporal cuyo espíritu se ha perpetuado secretamente en
el tiempo, cuyo “cuerpo” ha permanecido oculto en las cavernas de la tierra, ascenderá en los últimos días para
recuperar su poder y maravillar al mundo con su mágica resurrección”. Cuando el mundo divino desaparece de la tierra,
viene a convertirse en un “tiempo mítico” que, en palabras de René Alleau, fluye paralelamente al tiempo histórico,
pero a un ritmo diferente. A lo largo de los milenios, han habido múltiples ocasiones en las que el tiempo mítico de los dioses
ha venido a manifestarse y actuar sobre nuestro plano de la existencia. De hecho, en el fondo, todo lo que aquí contamos trata
de la continua reaparición de este poder oculto en la historia de los hombres mortales. Creemos poder afirmar que precisamente
esto es el nazismo. Vamos a verlo. Sea
como sea, es inevitable que el resurgimiento de este tiempo primigenio sobre el mundo, provoque terribles enfrentamientos
apocalípticos. Y, como decimos, esto es inevitable puesto que en estas contiendas siempre hallaremos enfrentándose a muerte
a dos poderes antagónicos e irreconciliables: 1- por una parte encontramos el impulso creador, las fuerzas vivas del mundo del mito y del espíritu y 2- por la otra parte el mundo “material”, que está dominado por los agentes de la degeneración y la muerte. El
Demiurgo-Demonio creador o tal vez causante de este mundo mortal, buscaría impedir la liberación, la resurrección, la divinización
del hombre, pues sabe que ello arruinaría su reino de degeneración, muerte y putrefacción. Al final de todo, irremediablemente,
la historia del mundo de los hombres y de los hombres mismos, vendría a estar ligada directamente al mundo de los dioses.
El Demiurgo-Demonio lo sabe y sabe que su tiempo, su reinado es limitado. Nuestro mundo es escenario de una lucha que no acabará
nunca, hasta que todo esto deje de ser. A
principios de los años treinta del siglo XX, el mito iba lentamente esclareciéndose, como si despertara de un largo letargo.
Al soplo de un viento de otro mundo se extendía sobre la tierra el renacer del mundo antiguo: mitos, leyendas, realidades...
Los hados liberaban las fuerzas que movilizan la historia de los hombres mortales, proyectando sobre el mundo la divinidad.
Súbitamente, el mundo se sintió sacudido por un fogonazo de luz sobrenatural: empezaba a intuir, recordar la divinidad perdida.
Sobre la tierra grandes cambios culturales y políticos anunciaban el regreso del “hombre nuevo”, el “mundo
nuevo”. En
el ojo del huracán de esta contienda cósmica, nos encontramos con Otto Rahn, cuyo
trabajo será fundamental en la resurrección del mito. Este alemán nace en Michelstadt, en el Odenwald (región de Hesse), el
18 de febrero de 1904. Orienta sus estudios universitarios hacia Rahn, un joven entusiasta del catarismo (movimiento
herético exterminado por el Vaticano en el siglo XIII), recorre las montañas y valles del Pirineo francés y la región cátara,
efectuando extensas investigaciones de campo y practicando exhaustivas exploraciones espeleológicas en las grutas del Ariège
(departamento francés), a la vez que estudiaba las fuentes del catarismo en las universidades de Tolouse, París y Friburgo.
Así mismo, mantuvo incontables conversaciones con nativos, investigadores regionales e intelectuales como Deódat Rodé, Maurice
Magre y Antonin Gadal. En
1933, tenía entonces veintiocho años, publica “Cruzada contra el Grial”
(Kreuzzug gegen den Gral). Este libro no pasaría desapercibido para los dirigentes del Tercer Reich alemán. Tras recibir
el reconocimiento del gobierno alemán nacionalsocialista, Rahn ingresa en La
clave fundamental del reconocimiento nacionalsocialista a su primer libro es algo que para la mayoría de la gente, aunque
no para los pocos, puede resultar absurdo y carente de sentido. En definitiva, nos referimos a que en su libro, Rhan señala que los cátaros fueron custodios del Gral (=Grial), cuando
se desencadenó, en el S XIII, la “cruzada católica” contra ellos. El
Gral sería determinante al referirnos a las claves mágicas que en verdad mueven
el mundo... un tesoro proveniente del mítico reino de Hiperbórea-Atlántida en el que está escrito en un lenguaje enrevesado
(posiblemente lenguaje rúnico arcaico), el secreto y el conocimiento de los hombres dioses de los que nos hablan los relatos
antiguos. Los
cátaros eran guardianes de este tesoro de la humanidad aria y de él recibían luz y conocimiento, aunque nunca llegarían a
descifrar el significado del mensaje inscrito en él. La
nobleza visigoda había creado en el sur de Francia que recorrieron los cátaros, una sociedad muy próspera y desarrollada.
Tolouse era la tercera ciudad más grande de Europa, tras Roma y Venecia. La
hermosura del país de los cátaros prendió de amor a Otto Rhan. La fresca alegría
de los arroyos y la fuerza radiante de las montañas nevadas saludan cada nuevo día los verdes y frondosos valles pirenaicos
que se abren hacia el norte, a través de las cuencas de los ríos Garona, Ariege o Aude. El clima de la región es suave en
los valles y la tierra fértil da buenas cosechas. En los bosques laberínticos de poderosos hayas, fresnos y robles se guarda
el secreto del amor de Hércules y Pirene. En
el País Cátaro florecía el amor cortés de los trovadores y los cátaros, quienes rechazaban la biblia judía por ser obra del
Maligno, anunciando su religión de a-mor (no-muerte = inmortalidad) frente al judeo-cristianismo, identificado por ellos como
religión de muerte. Pero sobre la noble tierra cátara se cernían amenazantes los agentes de la muerte: el Vaticano, atento
a las intenciones de su señor, codiciaba el tesoro hiperbóreo. Oscuras nubes encendidas por el rojo de las hogueras en que
eran quemados los “herejes” se alzaron sobre el país cátaro. La tierra se regó de la sangre derramada por las
espadas vaticanas en incalificables “holocaustos”... “Matadlos a todos, dios reconocerá a los suyos en el cielo”, fue la orden del enviado papal cuando
las fuerzas vaticanas entraron en Beziers asesinando a cuchillo a más de veinte mil personas, madres, niños y ancianos. En
fin, Rhan descubre que este fue el secreto motivo de En
su primer libro, “Cruzada contra el Grial”, Rhan se centra en un libro titulado “Parzival”, el cual
fue escrito por un autor alemán del medioevo llamado Wolfram von Eschenbach. “Parzival” trata de los caballeros del Grial. Rhan realiza un análisis histórico del libro de Wolfram e identifica una relación directa entre el relato del libro y la historia de los cátaros del siglo XIII.
Identifica, por ejemplo, a Guyot de Provins (personaje histórico) con Kyot (personaje del libro de Wolfram), quien, según Wolfram, le comunicó la leyenda del Grial. Siguiendo por esta línea, llega a la conclusión, de forma exhaustiva y documentada, de que cuando Wolfram se refiere en su libro, de forma fantástica, a los custodios del Grial,
en realidad está hablando de los cátaros. Igualmente, dice que Montsegur (fortaleza
situada sobre un “pog” o montaña, en el sur de Francia, próxima a la frontera española), es el Montsalvatche que aparece en el libro de Wolfram.como castillo del
Grial. Como decimos, Rhan identifica
a diversos personajes históricos que vivieron en el sur de Francia en aquella época (S. XIII), así como lugares geográficos
concretos, con los personajes y lugares que en el relato de Wolfram aparecen imaginarios
y con nombres fantasiosos y todos ellos directamente relacionados con el misterio del Grial.
Finalizando la deducción, es lógico pensar que Wolfram nos está indicando que el Grial
o el Gral fue custodiado en Montsegur,
que este fue el castillo del Grial cuando se desencadenó la sangrienta cruzada
católica contra los cátaros. En
la guerra católica contra los cátaros, la fortaleza de Montsegur se distinguió
por la tenacidad y el heroísmo con que fue defendida durante meses de asedio por los “herejes”. Finalmente, el
16 de marzo de 1244, Montsegur cayó y sus defensores fueron ajusticiados. Al entrar
en la fortaleza, los católicos se desesperaron al no hallar el Grial. La leyenda
dice que la noche anterior a la caída, cuatro perfectos cátaros consiguieron eludir el cerco y pusieron el Grial a salvo en una cueva de las montañas del Sabarthez, en el Pirineo. Rhan,
quien, cual puro loco, dedica los mejores años de su vida a buscar este Grial por
las cuevas y montañas pirenaicas de la región, no habría conseguido encontrarlo, aunque sí dio las claves para que sus camaradas,
pocos años más tarde lo reencuentren y lo descifren. El
término “Gral” es la ortografía alemana para “Grial”, y está tomado del citado poeta-trovador Wolfram von Eschenbach.
Según este trovador alemán, Gral es una piedra caída de Las
primeras huellas de esta historia se encuentran ya en la cultura zoroástrica. Para los antiguos iranios y arios de El
Grial llega hasta los visigodos y de la comunión de su sangre y la presencia griálica
surgirá el catarismo. Rahn creyó que en un momento determinado la herencia griálica
hiperbórea fue a parar a manos de los cátaros albigenses de Occitania, de la misma manera que éstos hacían suyo, como reflejo,
el legado de la doctrina mazdeísta. 2- El
mito del continente perdido nos habla de la tierra de los hombres dioses. El tema es recogido por el divino Platón, siendo desarrollado posteriormente por toda la tradición esotérica hasta nuestros días. Igualmente,
Hesíodo nos dice que “Durante la
edad de oro los dioses vestidos de aire marchaban entre los hombres”. Por
todo el mundo podemos hallar restos de construcciones megalíticas de proporciones inauditas y descomunales que la moderna
capacidad tecnológica queda muy lejos de poder emular. Estas ruinas vendrían a ser restos de una civilización antigua desaparecida
por un cataclismo antes de la actual historia del mundo. La datación de esas
ruinas sería muy anterior a la que oficialmente se le atribuye. Por ejemplo, la plataforma de Baalbek, en el actual Líbano, es una proeza de la ingeniería antigua. Esta plataforma está formada por piedras
de 1.500 toneladas de peso cada una. Estos asombrosos megalitos de Pero,
como decimos, en todo el mundo pueden hallarse este tipo de construcciones imposibles, construcciones que de ninguna manera
pudieron realizar pueblos primitivos desconocedores de la rueda o de mecanismos simples como la polea. No hay manera humana
de desplazar esos enormes bloques de piedra, ni siquiera mediante la utilización de las más modernas maquinarias y mucho menos
mediante cuerdas de ínfima calidad como las que disponían los pueblos primitivos de hace seis o cinco mil años. Pero es que
ni siquiera haciendo uso de ningún tipo de cuerda, no podrían desplazarse esos bloques mediante fuerza conocida. Además, la
perfección en el corte y el trabajo de la piedra de esas construcciones nos indica un grado de perfección técnica muy superior
al desarrollado en la actualidad mediante las técnicas modernas. Pese a todas las evidencias, la ciencia oficial insiste en
su teoría de la historia del mundo y de que la civilización apareció hace unos pocos miles de años. Antes sólo habrían habido
tribus primitivas de hombres medio desnudos. Cómo
no, Egipto es uno de estos lugares de construcciones ciclópeas que tanto han atraído la atención y los estudiosos. Una
de las cuestiones más interesantes, en lo que concierne al trabajo de los canteros egipcios, es el empleo del taladro. El
funcionamiento de este ingenio fue estudiado por El Petrie, luego de haber sido asesorado por distintos especialistas. Esto
le condujo a afirmar que ni siquiera sirviéndose de la más moderna tecnología actual, tampoco con el láser, sería posible
encontrar una herramienta de tan prodigiosas características como la usada en el antiguo Egipto. Los más eficaces taladros
de hoy día, al trabajar sobre cuarcita o diorita, nada más que consiguen una penetración máxima de Los
griegos atribuían las construcciones hechas de piedras de grandes dimensiones en hiladas regulares a los cíclopes. Este tipo de construcciones se encuentra por todo el mundo
y en Europa se destacan las de la región mediterránea: Malta, Cerdeña, islas baleares, zonas de
Los
sacerdotes del antiguo Egipto habían conservado, y sus libros sagrados dan fe de ello, el recuerdo de un vasto continente
que se habría extendido antaño en medio del océano Atlántico, tal vez dentro de un espacio delimitado al oeste por las islas
Azores, y al este por la fractura geológica del estrecho de Gibraltar. Platón quien está en posesión de esta tradición transmitida
por Solón, describe minuciosamente en sus escritos la leyenda y la historia del continente desaparecido: “El Atlántico era entonces navegable y había frente al estrecho que vosotros llamáis Columnas
de Hércules (hoy día, el estrecho
de Gibraltar), una isla mayor que Libia y Asia. Desde esta isla se podía pasar fácilmente
a otras islas, y de éstas al continente que circunda el mar interior. Pues lo que está de ese lado del estrecho se parece
a un puerto que tiene una entrada angosta, pero, en realidad, hay allí un verdadero mar, y la tierra que le rodea es un verdadero
continente… En esta isla, Atlántida, reinaban monarcas de un grande y maravilloso poder; tenían bajo su dominio la isla
entera, al igual que muchas otras islas y algunas partes del continente. Además, de este lado del estrecho reinaban también
sobre Libia hasta Egipto, y sobre Europa hasta Tirrenia.” Este
relato extraído del Timeo o la naturaleza
sería incompleto si no se mencionara igualmente el Critias o de Igualmente,
el geógrafo Estrabón, así como Procio,
confirman las palabras de Platón. Solón tuvo conocimiento de la tradición de Diversas
investigaciones científicas vienen a afirmar la hipótesis de la existencia de un continente sumergido en este lugar hace millares
de años. Estudios
científicos sobre la fauna y la flora de las islas de Cabo Verde y de las Canarias, apuntan a la analogía existente entre
la flora fósil de estas islas y la de todos los otros archipiélagos diseminados entre las costas de Florida y las de Mauritania
(lo que representa una extensión sumamente vasta). Tesis emitidas por algunos etnólogos modernos, entre los cuales citamos
la señora Weissen-Szumlanska, nos hablan de los ”Orígenes atlánticos de los antiguos egipcios”. La
autora, en sintonía con miembros de diversas escuelas esotéricas, afirma que toda la gran raza blanca de los Homo Sapiens, nuestros antepasados, y consecuentemente los antiguos egipcios, tienen origen atlántico. En las
islas Azores, en pleno Océano Atlántico norte se han encontrado numerosos esqueletos correspondientes a esta raza. La señora
Weissen-Szumlanska sostiene que se podría investigar los orígenes del Egipto faraónico
remontando todo el curso de la civilización occidental hasta la prehistoria y los hombres fósiles de Tras
realizar un riguroso estudio de los textos de los antiguos griegos, la autora llega a la conclusión de que Solón, Heródoto, Platón,
Estrabón, Diodoro... habían recogido
el conocimiento de la existencia del continente desaparecido situado “en el otro
extremo de Libia, allá donde el Sol se pone” de los egipcios, quienes relataron a los griegos la historia de 3- El hombre de Cromagnon Hace
aproximadamente 30 mil años el hombre Cromagnon inició la conquista del mundo.
Pero ¿de Dónde salió?. No hay pruebas que relacionen el hombre de Cromagnon con
cualquier homínido precedente. Surgió súbitamente como de la nada equipado con un cerebro
mayor que el nuestro y, al parecer ignorando los logros del Neanderthal,
al cual exterminó en gran parte. Recientemente se han descubierto en Portugal restos prehistóricos de lo que podrían ser mezcla
entre hombres Cromagnon y Neanderthal.
No obstante hasta hace bien poco se creía que no existió cruce entre ambas razas, sino que el Neanderthal fue exterminado. ¿Estaríamos hablando del cruce o mezcla entre una raza “superior” o de
origen divino (Cro-Magnon) con una raza “inferior” o terrestre (Neanderthal)?. El Cromagnon empezó a crear como si fuera de memoria la base del mundo que nosotros conocemos. La aparición del Cromagnon fue tan repentina que algunas personas han especulado con que vinieron
del espacio exterior, ya que la biología evolutiva se apoya en la creencia de que la naturaleza no hace grandes saltos o macromutaciones. Según las teorías evolutivas, el hombre de Cromagnon
habría necesitado mucho tiempo geológico para desarrollar un cerebro de su capacidad o tamaño así como las habilidades
que poseía en el momento de entrar en escena. Los hombres Cromagnon parecen haber
aparecido de improvisto. El
Cromagnon más puro parece estar haciéndonos referencia a las “inteligencias del espacio” y a la “raza perdida”
o divina del origen de los tiempos antiguos. En un artículo de 1927, Raoul-Henri
Francé, afirma que “hubieron dos razas prehumanas originales –una de
ellas altamente desarrollada y otra de homínidos primitivos– que habrían existido
simultáneamente. La primera habría alcanzado un momento culminante en No
resulta difícil entrever en todo esto que, en origen, el Cromagnon puede ser definido
como el tipo racial puro que será identificado por los nazis como génesis de
la raza aria. Según esta tesis, defendida y desarrollada también por el sabio
austríaco Hörbiger, “los embriones
de los arios habrían permanecido conservados en el hielo cósmico primigenio antes
de su caída en la tierra en forma de protoplasma”. Es decir, podríamos resumir que la raza aria habría tenido como
exponente sobre la tierra al hombre de Cromagnon puro. Una raza llegada desde otros mundos. En
4- Los creadores de la civilización egipcia ¿A
qué familia podemos vincular la raza de los “portadores” de la civilización egipcia? Todos los datos vienen a
demostrar que la raza portadora de la civilización egipcia es la de los hombres del tipo cromagnon.
Esta
raza blanca, predominante dentro de la aristocracia, habría desaparecido de las esferas dirigentes de Egipto en los alrededores
de Sir Wallis Budge, en los años treinta del siglo XX,
basándose en la observación de numerosos cuerpos no momificados pero bien conservados por las arenas del desierto afirmaba
que “los egipcios predinásticos pertenecían a una raza blanca o de piel clara
con cabello claro; eran en muchos aspectos parecidos a los antiguos libios”. Esta
misma raza puede apreciarse también en muchos de los restos hallados en las tumbas no expoliadas y en representaciones de
los faraones y miembros de su séquito plasmadas en los templos y monumentos funerarios del Egipto Dinástico. En siglos pasados,
estos rasgos llamarían la atención de los egiptólogos, sorprendidos por hallarlos en una región africana. El
padre de la egiptología, Sir Flinders Petrie, fue uno de los primeros en señalarlo
en 1901: “La fisiognomía manifiesta una conexión decisiva y pronunciada entre
el Egipto prehistórico y la antigua Libia”, y por su parte la antropología apoya los numerosos testimonios arqueológicos
que denotan una conexión cercana entre Egipto y Libia. Hoy día resulta raro que los libios antiguos fueran blancos y rubios,
pero los escritores latinos de la antigüedad ya lo habían reseñado, al igual que Escílax,
navegante y geógrafo griego del siglo -VI. Por su parte, el escritor griego Plutarco
se había referido al pueblo de Seth, regente de Egipto durante Años
antes el antropólogo A. Pietrement se había referido en un ensayo publicado en
Por
las observaciones de Coon sobre los libios es más que probable que todos ellos
tuvieran antecedentes en este antiguo pueblo: “Hace 3.000 años, durante el Paleolítico
Superior un grupo de Cromagnon –los llamados hombres de Afalou– vivieron en el norte de África y los libios descienden de ellos. Muchos de ellos fueron pelirrojos
dado que este rasgo todavía persiste en la zona… En la actualidad, los rasgos de este tipo humano se encuentran sobre
todo en Noruega, Irlanda y el Rif marroquí. Los modernos bereberes descienden de los antiguos libios”. No se trataba
de una mera hipótesis. Coon se hallaba en lo cierto. Las investigaciones de Cavalli Sforza y otros genetistas de A
mediados del siglo XX, el antropólogo Raymond A. Dart realizó una serie de trabajos
sobre cráneos egipcios fósiles que, al parecer, poseían rasgos exclusívamente nórdicos. Asimismo rastreó cuatro grandes invasiones
nórdicas en Egipto (la anterior fue previa a las conocidas dinastías) y afirmó que “el
tipo faraónico egipcio era de procedencia nórdica como lo prueba la cabeza del faraón Ramsés
II, cuyo cráneo era elipsoide pelágico, es decir, nórdico”. Faltaba un análisis del pelo de este faraón, pero
en 1993, los antropólogos G. Elliot, B.
Smith y W.R. Dawson lo analizaron con microscopio y confirmaron que era nórdico,
igual que su cráneo. También efectuaron medidas antropológicas en 25 grupos de esqueletos distintos de todo el mundo y concluyeron
que los faraones constructores de pirámides descendían de esta “mítica raza megalítica” de la que habla Coon: “En conjunto, muestran lazos con el neolítico europeo, el norte de África, No
sólo eran rubios o pelirrojos muchos faraones. Son numerosos los restos arqueológicos y paleoantropológicos que reflejan la
existencia de egipcios rubios, pelirrojos, de ojos claros y de raza blanca en el antiguo Egipto. Seguidamente destacamos algunos
de ellos reseñados en diferentes fuentes antropológicas (B. Smith y W. R. Dawson) o aqueológicas (Sir Wallis Budge y Sir Flinders
Petrie): -Una
momia pelirroja, bigote y barba rojas cerca de las pirámides de Saqqara. -Momias
pelirrojas en las cavernas de Aboufaida -Una
momia rubia en Kawamil, junto con otras muchas de cabello castaño. -Momias de pelo castaño encontradas en Silsileh. -La
momia de la reina Tiy tenía pelo ondulado y castaño. -Cabezas
pelirrojas en una escena rural en la tumba del noble Meketre (alrededor del año -En la tumba de Menna, al oeste de Tebas (XVIII Dinastía), se ven en una escena
pintada en una pared a jóvenes rubias y a un hombre rubio supervisando a unos trabajadores de piel oscura cosechando grano. -Estela
funeraria del sacerdote pelirrojo Remi. -Talismanes
con un ojo azul llamado el ojo de Horus. -Egipcios
pelirrojos con ojos azules en pinturas de -Una
pintura en la tumba de Meresankh III en Gizeh (alrededor del -Una
pintura de la tumba de Iteti en Saqqara muestra un hombre rubio de aspecto nórdico. -Pinturas
de gente pelirroja con ojos azules en la tumba de Bagt, en Beni Hassan. Existen
además muchos otros restos arqueológicos que representan a individuos de raza blanca en el antiguo Egipto. Así, el museo egipcio
de El Cairo alberga miles de tesoros y entre ellos, las estatuas de Rahotep y
Nofret tienen rasgos blancos y los ojos de color azul. En la misma sala en la
que se conservan estas dos esculturas podemos ver otras representaciones del mismo período que lucen ojos azules, verdes o
grises. Es el caso del famoso escriba Morgan, o de la estatua de madera de Seikh el Beled. El Museo del Louvre en París conserva entre sus tesoros la estatua
del famoso escriba sentado ( En
su libro “ 5- Los guanches En
la misma época en que el Cromagnon civilizaba Egipto, en las islas Canarias hallamos la presencia de una raza idéntica, es
decir, hallamos a la misma raza en ambos lugares. Esto nos da a entender que los archipiélagos de las Azores (donde se han
hallado restos óseos de la raza Cromagnon) y las Canarias son restos de Los
guanches, raza en la actualidad prácticamente exterminada, constituyen el substrato
originario de la población de las islas Canarias. Esta raza desciende directamente de los atlantes. Su elevada talla, observada en todas las momias (dos metros de promedio), su considerable capacidad
craneana (1900 cm3), la más grande que se ha conocido, el índice cefálico (77,77 en los hombres), indican una ascendencia
muy pura. Al ser examinadas estas momias, algunas de ellas tenían los cabellos dispuestos en mechones dorados, largos y rizados. En
el Neolítico, el tipo originario fue alterado por la aportación de sangre mestiza, que no fue, sin embargo lo suficientemente
importante como para hacer desaparecer los caracteres esenciales de esta raza vigorosa. De esta forma, a la llegada de los
españoles, las islas Canarias, especialmente Tenerife, no conformaban un sólo grupo racial, sino que habían diferentes grupos:
cromañones, protomediterráneos, armenoides, negroides, etc. Curioso
es señalar que localizándose en unas islas pequeñas (islas de entre 300 y 1700 km2), los guanches
no eran navegantes y habitaban en las montañas. La cultura más antigua de los guanches
era agrícola y ganadera, con base en la cebada y en las ovejas, cabras y cerdos. Vivían en poblados de cabañas o cuevas
artificiales. Sus creencias eran paganas, con culto a algunas divinidades celestes y naturales y enterraban a sus muertos,
después de embalsamarlos con prácticas similares a las egipcias, en cuevas, dispuestos de pie junto a las paredes. También
es significativo destacar entre los guanches la práctica de la trepanación craneal.
En
la isla de Tenerife hallamos las conocidas pirámides de Güimar, las cuales, si
bien su factura es mediante amontonamiento de piedras de pequeño tamaño, son formaciones orientadas según datos astronómicos,
al estilo de los monumentos egipcios y del mundo antiguo. Entre los misterios y enigmas de las Islas Canarias, aún hoy día hay numerosos
testimonios de personas que han visto la “isla fantasma” de San Borondón.
En los antiguos mapas de navegación, esta isla aparecía como la octava isla de las Canarias, una isla “inexistente”
que nos atraería una vez más hacia el enigma del continente perdido. ¿Será acaso una proyección fantasmal del continente que
un día existió “frente a las Columnas de Hércules”? La catástrofe que provocó el hundimiento de 6- La
investigadora Weissen-Szumlanska, citada anteriormente, junto con otros estudiosos,
han estudiado en la dirección de la existencia de una Atlántida ibérica. Durante cincuenta años de su vida, el profesor Schulten quien, junto con el profesor Richard
Henning afirmaba que “el relato de Platón
sobre En
España tenemos a personalidades como mosén Jacinto Verdaguer, quien narró la catástrofe
divina, ejecutada por Zeus, que se desató ante la degeneración de los atlantes
hispanos. Amante de los mitos griegos y los saberes paganos, Verdaguer estaba
al tanto de las teorías que hacia la fecha de publicación de su poema (1877) surgieron sobre la existencia del continente
perdido. Según su texto, la existencia de Según
algunos investigadores y arqueólogos como Georgeos Díaz, en España podemos encontrar
lo que serían restos muy significativos de ese pasado atlante. Estos arqueólogos afirman que diversas edificaciones antiguas
de España no tendrían el origen que la historia oficial pretende, y señalan como edificaciones especialmente destacadas: el
Acueducto de Segovia, el Arco de Medinaceli
(Soria), los Toros de Guisando (Ávila), las murallas de Carmona y restos de edificaciones en diversas partes, como en las costas de Cádiz. Tanto en el Acueducto
de Segovia como en el Arco de Medinaceli, las junturas de las piedras de estos monumentos, han llegado a ensamblarse de tal
forma con el paso del tiempo que permiten datar su antigüedad en varios miles de años antes de la llegada de los romanos a
España, pese a que la ciencia oficial insista en atribuir a estos su autoría. En estos edificios, los diferentes bloques de
roca que los componen han llegado a ensamblarse totalmente, perdiéndose la línea original o juntura, debido al efecto natural
de la meteorización y la diagénesis, esto es, el conjunto de cambios físicos y químicos y biológicos mediante los cuales los
sedimentos se transforman en rocas sedimentarias con el paso del tiempo. Para que una roca eruptiva como el granito se compacte
y cristalice de forma natural habrían de transcurrir mucho más tiempo que los 2000 años que, oficialmente, se les atribuyen.
Según estos expertos, el tiempo necesario para provocar este fenómeno sería aproximadamente de 11.000 años, curiosamente cuando
La
ciencia oficial ha establecido su dogma histórico, según el cual la historia y la civilización se inicia en un punto de la
historia que ellos han señalado arbitrariamente y según su interés, y no podría admitir jamás que hubiera existido una civilización
anterior y ya olvidada en el tiempo, capaz de erigir edificaciones tan prodigiosas
y monumentales como el Acueducto de Segovia u otros tantos. Sencillamente, le han atribuído una autoría que se acomoda a su
teoría de la historia. 7- Los dioses blancos de América Toda América está llena de leyendas referentes a “dioses blancos” y
civilizadores. El profesor Jacques de Mahieu ha dedicado su vida a estudiar la
presencia de hombres blancos en América, encontrando una enorme cantidad de material rúnico vikingo o que él atribuía a los
vikingos. Pero no fueron sólo vikingos quienes llegaron hasta América. De Mahieu emprendió su aventura cuando encontró fotografías de momias blancas y rubias de los inkas en el Instituto
Etnológico de Lima. No pasaría mucho tiempo sin embargo, antes de que las puertas se cerraran, no pudiendo continuar con esa
línea de la investigación. Nuevamente A principios del siglo XVI, antes de que los españoles llegaran a Perú, en el templo
de Coricancha, se erguía una estatua de Viracocha. Según el texto contemporáneo,
la “Relacion anonyma de las costumbres antiquos de los naturales del Piru”,
esta estatua asumió la forma de una representación de mármol del dios, que descrita “con respecto al cabello, color de la tez, facciones, vestimenta y sandalias, era tal como los pintores representan
al apóstol san Bartolomé” Otros relatos sobre Viracocha aseguraban que
se parecía a santo Tomás. Varios manuscritos eclesiásticos ilustrados representan a ambos santos como individuos blancos,
delgados y barbudos, de mediana edad, calzados con sandalias y ataviados con largas y vaporosas túnicas. Como veremos, los
documentos históricos confirman que éste era el aspecto que representaba Viracocha,
según descripción de quienes le veneraban. Quienquiera que fuera este antiguo dios, por tanto, no podía ser un indio americano
actual, pues éstos son gentes de piel relativamente oscura y escaso vello facial. La poblada barba de Viracocha y su pálida tez indicaban que se trataba de un individuo de raza blanca. En el siglo XVI, los incas coincidían con esa opinión. De hecho, sus leyendas y
creencias religiosas hicieron que estuvieran tan convencidos del tipo físico de Viracocha
que en un principio confundieron los españoles blancos y barbudos que desembarcaron en sus costas con Viracocha y sus semidioses, pues su regreso había sido profetizado hacía mucho tiempo y el propio Viracocha, según todas las leyendas, prometió volver. Esta feliz casualidad proporcionó a los conquistadores de
Pizarro la ventaja estratégica y psicológica que necesitaban para dominar a las fuerzas incas, numéricamente superiores, en
las batallas decisivas. En todas las antiguas leyendas de los pueblos de los Andes aparece un individuo
barbudo, de piel blanca, envuelto en halo de misterio. Aunque sea conocido por distintos nombres en diversos lugares, se trata
siempre de la misma figura: Viracocha, Espuma del Mar, maestro de la ciencia y
la magia, el cual esgrimía terribles armas mortíferas y llegó en los tiempos del caos para restaurar la paz y la civilización
en el mundo. La misma historia es compartida con numerosas variantes por todos los pueblos de la región andina. Comienza con
una vívida descripción de una pavorosa época en que Por encima de todo, Viracocha es recordado
en las leyendas como un maestro que apareciera cuando los hombres vivían sumidos en el desorden y muchos andaban desnudos
como salvajes y sus únicas moradas eran las cuevas que abandonaban únicamente para ir a los campos y buscar algo que comer.
Viracocha llevó los conocimientos de la medicina, la metalurgia, el cultivo de
los campos, el apareo de los animales, el arte de la escritura, así como sólidos conocimientos y principios de ingeniería
y arquitectura. El conocimiento era reservado a una aristocracia. La escritura, por ejemplo, fue
conocida y utilizada únicamente por los “viracochas”, esto es, la
aristocracia de las antiguas civilizaciones andinas americanas, formada por descendientes atlantes de raza blanca. Una vez
que los viracochas desaparecieron, los indios que quedaron, no conocían la escritura.
Lo mismo sucedería especialmente con la ingeniería y la arquitectura y la construcción de monumentos megalíticos. En los tiempos de Viracocha fueron
levantados los edificios megalíticos de la zona de Cuzco-Machupichu, especialmente en esta zona los que tienen la mampostería
dispuesta en forma de rompecabezas y formados por piedras muchas de ellas de varias toneladas, imposibles de mover por indios
desprovistos de cualquier maquinaria y que incluso desconocían el uso de la rueda
o la polea. Algunos de los gigantescos bloques de piedra de la fortaleza de Sacsayhuamán,
individualmente, suelen alcanzar un peso equivalente al de 500 automóviles de tamaño familiar. Todas las pruebas indican que
estas descomunales fortificaciones, como Machu Picchu, no fueron construidas por
los incas, sino por manos desconocidas muchos miles de años antes. Las ruinas de Tiahuanaco, junto al
lago Titicaca, en la orilla boliviana, están situadas a El conjunto arqueológico de Tiahuanaco
cubre alrededor de Hallamos en Tiahuanaco, características
de la construcción de edificaciones que coinciden con las utilizadas en el Egipto antiguo, como las muescas en la piedra,
que indican que estos bloques de piedra fueron unidos por unas abrazaderas metálicas en forma de T. Curiosamente esta técnica
de mampostería se cree que no fuera empleada en ninguna otra zona de Sudamérica. Y sin embargo, fue empleada en el antiguo
Egipto, lo que nos apunta a que tanto el primer Egipto como Tiahuanaco compartían
tecnología y, en fin, siendo lugares tan distantes en el espacio, pertenecían a una misma civilización. En Si miramos hacia el oeste de Tiahuanaco, a La historia de la isla se divide (según los datos que aparecen en unas tablillas
que contienen jeroglíficos anteriores a la existencia de los moais) en tres periodos que acabarían con diversos enfrentamientos
y guerras entre los Orejas Largas (de rasgos indoeuropeos) y los Orejas Cortas (de piel oscura y cabello negro). Cuando el
almirante holandés Jacob Roggeveen descubre Pascua en 1772, estaba superpoblada
por estas dos razas que aún permanecían bien diferenciadas a pesar de darse ya un proceso de decadencia y mestizaje. Las leyendas
hablan de los Orejas Largas, como de una raza proveniente del cielo y de los Orejas Cortas, como provenientes de otras islas
del Pacífico. El investigador británico James Churchward, tras haber descifrado el contenido de diversas tablillas, concluye
que éstas informan de la existencia de una civilización desaparecida en el Pacífico hace unos 12.000 años, (desaparecida coincidiendo
en el tiempo con la también desaparecida Atlántida) y que sería el continente de Mu.
Los instructores y fundadores de esta civilización provendrían del cielo y construyeron gigantescos templos, monumentos y
ciudades en piedra. Utilizaban la “fuerza antigravitacional” para hacer
levitar las pesadas piedras. En algunas de las leyendas y tradiciones de las culturas posteriores al cataclismo que sucediera
hace 12.000 años, existen leyendas y tradiciones con referencias a técnicas antigravitacionales que permitirían la levitación
de grandes objetos, o incluso seres humanos, empleando “secretos sonidos mágicos”. Más al norte, y volviendo al continente americano, hallamos a Quetzalcóatl, la divinidad principal del antiguo panteón mejicano, el cual era descrito en unos términos que nos
resultarán familiares. Por ejemplo, uno de los mitos precolombinos recogidos en Méjico por el cronista español del siglo XVI
Juan de Torquemada, afirmaba que Quetzalcóatl
era un “hombre rubio de complexión robusta
y una larga barba”. Algunos se referían a él como “el hombre blanco”; un hombre corpulento, de frente
ancha, con los ojos enormes, el pelo largo y “la barga espesa y redonda”.
Otros lo describían como: “una persona misteriosa… un hombre blanco de
cuerpo robusto, la frente ancha, ojos grandes y una larga barba. Vestía una larga túnica blanca que le llegaba a los pies.
Condenaba los sacrificios, excepto las ofrendas de frutas y flores, y era conocido como el dios de la paz…”
Según una tradición centroamericana, “llegó allende los mares a bordo de un barco
que se movía sin remos y era un hombre blanco, alto y con barba…”. Quetzalcóatl,
en Centroamérica, tiene unas características similares a las de Viracocha en Sudamérica.
Entre los mayas, era conocido como Kukulkán, que significa “serpiente emplumada”. Existían otras divinidades, en concreto entre los mayas, cuyas identidades eran
muy semejantes a las de Quetzalcóatl. Una de ellas era Votan, promotor de la civilización, al que también se describía como un individuo de tez pálida, barbudo y vestido
con una larga túnica. Como vemos, su nombre coincide con el germánico Odín o Wotan y su símbolo principal, al igual que el de Quetzalcóatl, era una serpiente. En términos generales, existe un trasfondo de datos históricos en los mitos mayas
y mejicanos. Lo que las tradiciones indican es que el barbado extranjero de raza blanca llamado Quetzalcóatl (o Kukulkán, o lo que sea) no era un solo individuo,
sino que probablemente se trataba de varias personas que procedían del mismo
lugar y pertenecían a un mismo tipo racial no indio, sino blanco. Ciertos mitos
que se incluyen en antiguos textos religiosos mayas conocidos como los Libros de Chilam
Balam, por ejemplo, afirman que “los primeros habitantes de Yucatán fueron
los del pueblo de la serpiente. Estas gentes llegaron del este en unas embarcaciones
acompañando a su líder Itzamana, la serpiente del Este, un sanador capaz de curar
mediante la imposición de manos y resucitar los muertos”. Son los “compañeros de Quetzalcóatl” y venían de una isla en medio del Atlántico
a la que llamaban Thule. Entre tanto, Juan
de Torquemada, relató esta específica tradición, anterior a la conquista, referente a los extranjeros de imponente presencia
que habían llegado a Méjico con Quetzalcoatl: “Eran unos individuos de gran empaque, bien vestidos, con unas largas túnicas de lino negro que iban abiertas por delante,
sin capas, escotadas y con unas mangas que no alcanzaban los codos… Estos seguidores de Quetzalcóatl eran hombres de gran sabiduría y excelentes artistas en toda clase de oficios y trabajos”. Como su “gemelo”, Viracocha,
pero en este caso en Méjico, Quetzalcoatl había llevado las artes y ciencias necesarias
para crear una vida civilizada, inaugurando así una época dorada. Introdujo la escritura, el calendario, la arquitectura,
la agricultura, la medicina, la magia, las matemáticas, la metalurgia, la astronomía y manifestaba “haber medido Lo mismo que en Sudamérica, en Centroamérica hallamos también estatuas y representaciones
de individuos barbados y de raza blanca. En diversos estratos arqueológicos de los olmecas, como en los restos arqueológicos
de Dice la leyenda que Quetzalcoatl marchó
de Méjico cuando Tezcatilpoca, un dios malévolo y cuyo culto exigía sacrificios
humanos, acabó venciendo en una especie de lucha cósmica entre las fuerzas de la luz y la oscuridad. A partir de entonces,
bajo la influencia del culto de Tezcatilpoca, los sacrificios humanos impulsados
por las razas de color empezaron a practicarse de nuevo en Centroamérica. Se dice que Quetzalcóatl
partió en una balsa que estaba confeccionada de serpientes. Según la leyenda, “quemó
sus casas, construidas con plata y conchas, enterró su tesoro y zarpó hacia el mar oriental precedido por sus ayudantes, quienes
se habían transformado en aves de brillante colorido”. Allí, antes de partir, prometió a sus seguidores que regresaría
un día para derrocar el culto de Tezcatilpoca e instaurar una nueva era en la
que se acabarían los sacrificios humanos. Las civilizaciones que se desarrollaron en América, nos hablan de unos dioses civilizadores
que un día, tras un cataclismo o un diluvio, llegaron por mar. Estos dioses, eran racialmente de rasgos caucásicos o europeos
y levantaron las antiguas civilizaciones americanas, convirtiéndose en su aristocracia civilizadora. No obstante, las leyendas
nos hablan de que, en un momento dado, los “dioses blancos” marchan de las civilizaciones que crearan, y el mestizaje
acabaría pervirtiendo y derrumbando esas civilizaciones en el caos y el bestialismo. Las aristocracias de los imperios precolombinos
y los indios guardaban memoria de ellos en sus mitologías y en diversas representaciones que hoy día existen documentadas
y cuando los españoles llegaron a América, los indios les confundieron con esos “dioses”. Y no sólo en las civilizaciones
y los imperios perdidos de América existe la “leyenda de los dioses blancos”, sino que esta se puede hallar por todo el continente, hasta en el interior
de las selvas amazónicas o en las praderas y los hielos del norte y del sur. Como de pasada, en un párrafo de su libro “ 8- La pérdida de la integridad racial de los atlantes y el hundimiento de En este punto, no podemos dejar de preguntarnos cómo y por qué fue destruída la
maravillosa civilización de los atlantes. Platón nos dice que su destrucción se
produjo como consecuencia de una desviación de su naturaleza físico-espiritual, de la desviación de sus sentidos y de la consecuente
perversión moral. Pareciera ser que el tema guarda relación con una ley cíclica que regiría toda civilización y que impondría
a ésta una decadencia ineludible después de haber alcanzado cierto grado de perfección. Veamos
lo que dice Platón a propósito de esta caída en una cita sacada de “Critias”: “Durante muchas generaciones, mientras la naturaleza del dios era suficientemente fuerte,
obedecían las leyes y estaban bien dispuestos hacia lo divino emparentado con ellos. Poseían pensamientos verdaderos y grandes
en todo sentido, ya que aplicaban la suavidad junto con la prudencia a los avatares que siempre ocurren. Excepto la virtud,
despreciaban todo lo demás, tenían en poco las circunstancias presentes y soportaban con facilidad, como una molestia, el
peso del oro y de las otras posesiones. No se equivocaban, embriagados por la vida licenciosa, ni perdían el dominio de sí
a causa de la riqueza, sino que, sobrios, reconocían con claridad que todas estas cosas crecen de la amistad unida a la virtud
común, pero que con la persecución y la honra de los bienes exteriores, éstos decaen y se destruye la virtud con ellos. Sobre
la base de tal razonamiento y mientras permanecía la naturaleza divina, prosperaron todos sus bienes que describimos antes.
Mas cuando se agotó en ellos la parte divina porque se había mezclado muchas veces
con muchos mortales y predominó el carácter humano, ya no pudieron soportar las circunstancias que los rodeaban y se pervirtieron;
y al que los podía observar les parecían desvergonzados, ya que habían destruido lo más bello de entre lo más valioso, y los
que no pudieron observar la vida verdadera respecto de la felicidad, creían entonces que eran los más perfectos y felices,
porque estaban llenos de injusta soberbia y poder. El dios de dioses Zeus, que
reina por medio de leyes, puesto que puede ver tales cosas, se dio cuenta de que una buena estirpe estaba dispuesta de manera
indigna y decidió aplicarles un castigo para que se hicieran más ordenados y alcanzaran la prudencia. Reunió a todos los dioses
en su mansión más importante, la que, instalada en el centro del universo, tiene vista a todo lo que participa de la generación,
y tras reunirlos dijo…” Las
organizaciones patrióticas alemanas, conocedoras de la raíz esotérica del conocimiento, interpretando los escritos de Platón llegaron a la conclusión de que el fin de El
mito de Los atlantes tenían el dominio de técnicas superiores a las de nuestra ciencia
actual, armas de vanguardia, vehículos motorizados, cohetes e incluso ingenios espaciales y máquinas que permitían desplazarse
en el tiempo, tanto hacia el pasado como hacia el futuro. En lugar de tener sus mentes sometidas a la dialéctica y a un sin
fin de sensaciones caóticas, pensaban en imágenes. Controlaban la fuerza de la vida y podían, por ejemplo, extraerla de un
montón de semillas y utilizarla para impulsar sus naves aéreas. Poseían una memoria extraordinaria y los más desarrollados
se dedicaban a un proceso de purificación espiritual que les permitía la comprensión de los poderes divinos. No obstante,
el atlante medio empezó a despreciar su mundo interior, proyectando sus sentidos únicamente hacia la naturaleza exterior,
perdiendo contacto consigo mismo y con la divinidad. El absoluto control que poseían sobre las fuerzas de la naturaleza al
transformarse en “fuerza negra”, esto es, al ser utilizado de forma maligna,
les habría arrastrado a un cataclismo inconcebible, resultado tal vez de su dominio “demoníaco” de la energía
nuclear. 9- Recuerdos de La
tradición de Grecia y Roma nos habla de la existencia de Hiperbórea y de su capital
Thule. De ello hablan las obras de Heródoto
(“isla de hielo situada en el Gran Norte, donde vivieron hombres transparentes”), de Plinio “el Viejo”, de Diodoro
de Sicilia y de Virgilio. En ”Medea”,
Séneca nos habla de esta profecía: “En los siglos futuros una hora vendrá en la que se descubrirá un gran secreto hundido
en el océano: se encontrará la poderosa isla. Tetis revelará nuevamente la región y Thule, a
partir de entonces, no será ya el país de la extremidad de la tierra”. Celtas,
vikingos, germanos, guardan la memoria de Thule como el verdadero Paraíso, el
País del Otro Mundo. “Más allá de los mares y de las islas afortunadas, más allá
de las espesas nieblas que defienden su acceso”, en esta isla “donde
los hiperbóreos están en posesión de todos los secretos del mundo”. Sin lugar a dudas, más que ningún otro, el germano sostiene su ser sobre la leyenda
de Thule. Sobre ella sustenta hasta bien entrado el siglo XX, su culto pagano
y sus profundas aspiraciones políticas y vitales. Este mito ha permanecido siempre. Inspiró el “Fausto” de Goethe y el “Parsifal” de Ricardo Wagner. “La balada del rey de Thule”, escrita por Goethe, y que
Gérard Nerval tradujo en verso francés, tiene un sentido esotérico que no escapa
a los que saben. Hiperbórea,
En
aquel mundo antiguo existía una perfecta comunión entre dioses y hombres. Estos compartían con aquellos la copa de oro de
la ambrosía, brebaje sagrado que proporciona la eterna juventud. Las antiguas leyendas germanas y escandinavas recrean la
epopeya de los hombres-dioses y la creación del mundo, cuyo mito reencontramos en el núcleo de todas las grandes religiones. |
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